El fiscal pide prisión permanente revisable para el hombre que planificó y cometió un crimen machista en Girona
El asesino confeso fingió haber hallado el cadáver y trató de procurarse coartadas


El fiscal pide la prisión permanente revisable para el vecino de Girona que el 26 de julio de 2023 se disfrazó para no ser reconocido, se coló en el edificio de la que había sido su expareja unos meses hacía siete años y la asesinó. El ministerio fiscal también pide 15 años más porque aprovechando que estaba maniatada e inconsciente, el hombre robó las tarjetas y agredió sexualmente a la víctima. Una vez muerta, envió mensajes a la asesinada que debían servirle de coartada. Para reforzar su estratagema, al día siguiente se descolgó desde el piso de la vecina para ser él mismo quien, diciendo estar preocupado por el silencio de la mujer, localizara su cadáver y alertara a los vecinos.
El fiscal Enrique Barata, acusa a Toni M.T. de 30 años, de asesinato, agresión sexual y robo con violencia en interior de domicilio con las agravantes de parentesco, de género y disfraz y la atenuante de confesión, y le pide prisión permanente revisable por el crimen, 10 años por la agresión sexual y 5 por el robo. También que durante 10 años no pueda acercarse a menos de 500 metros de la madre de la víctima y que pase 10 años en libertad vigilada.
Carla Fernández, de 27 años, conoció a Toni M.T., de 30, su asesino confeso, en el Instituto una década atrás. Hacía siete años salieron unos meses. Ella dejó la relación y empezó a salir con su pareja desde hacía 5 años. Compró un piso y, para pagar la hipoteca, accedió a alquilar una habitación a Toni, que al fin y al cabo era un conocido. Los investigadores creen que el asesino confeso estaba obsesionado con la víctima, nunca dejó de seguirla y finalmente alquiló la habitación. Ella le dejó claro que no quería nada con él y tras cuatro meses, en noviembre de 2022, él regresó a casa de sus padres. Según el relato policial, el malestar del acusado aumentó por el cobro de la habitación, y decidió actuar.
El escrito de acusación desprende que sobre las 23.30 horas, tras acabar su trabajo en el Hotel Peninsular el 26 de junio de 2023, la madre de la asesinada acompañó a su hija hasta su piso en la calle Bilbao. Lo hacía cada noche tras dos intentos de robo fallidos. El acusado, que conocía sus horarios, se puso una sudadera con capucha, mascarilla y guantes y violentó la cerradura del edificio, subió al tercer piso y se escondió en el rellano a esperarla. Cuando ella, “confiada y segura, llegó a su piso, el 3º 1º abrió la puerta y desactivó la alarma, el acusado, al acecho, se abalanzó sobre ella y agarrándola por detrás, la metió bruscamente en el piso”, relata el fiscal.
La inmovilizó en el suelo con un mataleón, una técnica que permite agarrar a una persona por el cuello para cortarle la respiración. “La sujetó, apretó el cuello impidiendo que pudiera moverse o gritar, hasta quedar inconsciente”, detalla el escrito. El acusado cogió las tarjetas, la arrastró a los pies de su cama, le bajó las mallas, le quitó la camisa y se la puso en la cabeza, le quitó el sujetador y le ató las manos en la espalda con un cordón. Le acarició sus partes íntimas hasta que empezó a recuperar la conciencia y reaccionó aterrorizada. Para evitar ser identificado o denunciado la golpeó en cabeza y la estranguló hasta matarla y se fue a su casa.
Tras el crimen buscó coartadas. Envió mensajes a la víctima de madrugada y. al día siguiente, fue a su trabajo. Con planificación y frialdad fue al empleo de la madre de la asesinada para que le acompañara al piso, alegando que ella no contestaba y estaba preocupado. La madre, desconfiada, se negó. El acusado volvió al edificio y la vecina del cuarto le dejó descolgarse por el balcón por sus “conocimientos de parkour" (actividad deportiva urbana de saltos de diferencias de altura). Ya dentro, el acusado desató el cuerpo y alertó a los vecinos de que estaba muerta. Llamaron al 112 y los mossos le tomaron declaración como testigo por haber hallado el cuerpo. De repente, confesó el crimen: “Solo quería robar las tarjetas y se me fue de las manos”.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 52 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
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