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El monstruo de Frankenstein se reivindica en Barcelona de la mano de Sanchis Sinisterra

Ferran Audí encarna en la sala Atrium a la criatura en un monólogo obra del dramaturgo

Ferran Audí, en 'La criatura del Dr. Frankenstein'.
Jacinto Antón

El monstruo del doctor Frankenstein, en este caso podría decirse que del doctor Sanchistein o Sanchissinesterrastein, que suena más siniestro, aparece este martes en Barcelona para contar su historia y reivindicarse pese a su fragmentada monstruosidad como pleno ser humano. El célebre personaje literario de Mary Shelley revive en una nueva versión, esta vez de la mano del dramaturgo José Sanchis Sinisterra (Valencia, 84 años) y encarnado por el actor Ferran Audí. Ambos, Audí y Sanchis Sinisterra, que hace también de director, ponen en escena hasta el 1 de junio en la sala Atrium La criatura del Dr. Frankenstein, un monólogo de una hora en el que el monstruo repasa los hechos más importantes de su agitada ¿vida? y defiende su condición humana. El texto alterna episodios biográficos, referencias literarias y cinematográficas, y reflexiones sobre el lenguaje, la memoria y la identidad.

 “Fruto de una ciencia aún en mantillas y de una paternidad más bien irresponsable”, escribe Sanchis en el programa de mano, “nuestra desdichada criatura no se presenta para pedir compasión ni para denostar a su nefasto creador —¡calificado, encima, de Nuevo Prometeo!— sino para reclamar justicia”. El monstruo comparece delante de una academia para probar su humanidad. “Expone las razones por las que considera que merece ser admitido”, señala Sanchis a este diario, “Hay un guiño a Kafka, claro, a su Informe para una academia, cambiando al simio original por el monstruo. Es una situación paralela”.

La criatura de Frankenstein pide entrar a formar parte de la humanidad. Explica que, pese a haber sido alumbrado por el “maldito profesor” que lo fabricó “con a saber qué restos”, él lleva dos siglos” intentando esforzadamente aprender a ser humano”, incluso ha leído a Plutarco. Considera que ha conseguido fraguarse una dimensión humana no obstante “la chapuza anatómica” del doctor.

Sanchis explica que su encuentro teatral con Frankenstein tiene su origen, en una primera fase, en el proyecto de Fernando Marías El hogar del monstruo en el que el escritor invitó a una serie de autores amigos a escribir sobre monstruos. El resultado se puso en escena en el Centro Dramático Nacional (Teatro María Guerrero) en 2016, y el texto quedó ahí hasta que salió la posibilidad de volverlo a montar en una versión ampliada.

Sanchis apunta que el monólogo es una reflexión sobre el concepto de monstruo y una reivindicación de la diferencia, “de lo que se sale del canon”. Recuerda que él ha hecho ya varias veces lo de sacar a un personaje clásico de su contexto y ponerlo en una situación diferente —Julieta en la cripta, con la capuleto viva en la tumba esperando que alguien la saque; Mísero Próspero, con el mago como un indigente viviendo en un trastero, o Godot llega, en la que Vladimir y Estragon ya se han ido…—. También puso a Ahab y a Ulises juntos en una taberna cambiando sus aventuras: el capitán del Pequod con las sirenas, el rey de Ítaca con la ballena blanca. “Me gusta eso del remake”, dice Sanchis.

¿Ha releído Frankenstein para la ocasión? “¡Releído no!, ¡exprimido!”, contesta, y apunta que un problema con la “asombrosa” novela de Mary Shelley, que sólo tenía 18 al escribirla, es que remite a algunos personajes que no están ya en el imaginario de hoy en día, pero “la vida es así, y el teatro no es la televisión, el espectador ha de esforzarse”. En La criatura del Dr. Frankenstein hay referencias, dice su autor, a la “cascada de versiones” sobre la novela.

José Sanchis Sinisterra.

Audí —“un actor magnífico”, con el que ya ha trabajado— va caracterizado más o menos como el monstruo cinematográfico, zapatos altos, cabeza desmesurada, “a lo Boris Karloff”. El problema “es que Karloff necesitaba seis horas para maquillarse y aquí también es muy arduo y aún estamos viendo si usamos la prótesis entera que es muy complicado o sólo frente y un buen maquillaje”. La escenografía es muy simple, indica, con unos pocos elementos y unas proyecciones no figurativas, fiado todo a la interpretación actoral.

¿Se identifica Sanchis con el doctor Frankenstein o con el monstruo? “Espera que consulte al psicoanalista”, contesta. “Mira, depende del día. Voy muy poco al teatro, no hago vida de profesión. Sigo investigando, en la consideración de que hay mucho que hacer todavía en el laboratorio de la dramaturgia actoral. En ese sentido soy un poco un monstruo que vive en los márgenes y un poco también el profesor que investiga”.

Como Victor Frankenstein, Sanchis tiene también el sueño de crear vida. “Mi última quimera es el Teatro del Común, crear en Madrid algo como la sala Beckett (lo más lúcido que he hecho fue pasarle el testigo a Toni Casares). Me gustaría dejar un espacio así en Madrid como herencia. He hablado con el INAEM y con el ministerio de Cultura y me sonríen pero no mueven ni un dedo; estoy mirando a ver a que puertas llamo”. El ministro, acuerda, tiene sus propios monstruos, las momias.

En cuanto a su estado de ánimo, Sanchis dice que es bueno. “Hago como que no me entero de la edad que tengo, y ahí ando, tratando de aprender siempre, que es una inyección vital”. Le fastidia, por eso, estar recibiendo “muchos homenajes póstumos, algo que me toca las pelotas”.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.
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