Sese Special, el equipo de baloncesto campeón que rompe las barreras de la discapacidad
Un club de Barcelona formado por jugadores con discapacidad intelectual compite ahora en la liga ordinaria. El equipo no pudo revalidar por tercer año consecutivo el campeonato de España por falta de recursos económicos para viajar


El Sese Special es un equipo de campeones del baloncesto. Su dominio ha sido abrumador: ganaron 12 temporadas seguidas el campeonato de Cataluña para jugadores con discapacidad intelectual. Acudieron incluso en dos ocasiones al campeonato de España, donde también ganaron (en Segovia y Ciudad Real) y si no pudieron revalidar el título por tercera vez, el año pasado, fue por falta de recursos económicos: con el fin de las subvenciones, cada jugador tenía que poner de su bolsillo y era demasiado para un equipo de barrio. Tal es el talento de estos jugadores que, hace dos temporadas, dieron un nuevo salto adelante para romper barreras: jugar en competición ordinaria. Y no les va mal.
“Era un paso importante. Lo consultamos con las familias. Les dijimos que estuvieran preparadas para asumir que, tal vez, perderían todos los partidos. Decidieron que sí”, explica el entrenador de este equipo del distrito de Nou Barris de Barcelona, José Miguel Esteller, poco antes de que comience la sesión de entrenamiento. El año pasado, ya en competición ordinaria de la liga CEEB (el consejo escolar de deportes de Barcelona) llegaron a la final de la categoría senior. Iban ganando por 12 puntos a falta de dos minutos, pero los rivales “les sacaron de sus casillas”. “Por lo general, los equipos compiten al máximo, que es lo que queremos, aunque sin dejar de ser respetuosos. Pero cuando sacan la malicia, sufrimos, porque mis jugadores no la tienen y es fácil sacarles del partido”, apunta Esteller mientras los chicos empiezan a calentar en la pista del pabellón.
El Sese ha traspasado una frontera que nunca había cruzado antes, en España, un equipo de baloncesto formado por jugadores con discapacidad intelectual: jugar contra chicos que no la tienen, en igualdad de condiciones, de tú a tú. “La experiencia ha sido extraordinaria, porque son capaces de jugar en una liga ordinaria… Y competir. Si ganan o pierden es lo de menos. Pero queremos que no tengan ninguna limitación, más allá de lo que son estrictamente sus habilidades. Los límites los debe poner solo su calidad deportiva”, cuenta Jaume Flores, presidente del club.

“La pelota va más rápido”
Solo hay que verlos jugar un rato para darse cuenta de sus cualidades. “Nosotros no podemos plantear ataques tácticos. Por eso tenemos que suplir esa falta de estrategia trabajando mucho la técnica individual”, cuenta Esteller mientras los muchachos ejecutan un ejercicio de contragolpes que se sucede a ritmo vertiginoso.
La velocidad fue, precisamente, lo primero que notaron los jugadores cuando dejaron de jugar contra discapacitados como ellos. “No teníamos miedo, pero veíamos que la pelota se movía mucho más rápido. También se nota un montón el físico, pero nos adaptamos”, cuenta Sergio, de 35 años, que aún recuerda la final perdida del año pasado: “A todo el mundo le gusta ganar, faltó poco”. Empleado en una cadena de supemercados, Sergio es campeón de campeones: ganó con España los mundiales celebrados en Los Ángeles y Abu Dhabi, en los que, según el reglamento de Special Olympics, se combina la presencia de jugadores con y sin capacidad.
Integrar equipos es el reto que se marca el club “a medio plazo”. El presidente admite que no será fácil, pero el club está dando pasos en esa dirección. Por ejemplo, con el programa Equals, subvencionado por la Unión Europea, para fomentar el deporte como vía de integración. El próximo mes reciben al socio con el que han trabajado el proyecto, un equipo alemán. Pero las ayudas no son muy generosas y se acaban pronto, dice Flores, que reclama la implicación de “administraciones y patrocinadores” para ayudar al equipo. “Ganar no es lo más importante, pero es que además de competir al primer nivel, estos chicos viven el baloncesto de forma tan intensa que contagian”.

Lo certifica Brando, de 26 años, que juega con el segundo equipo de Sese Special, el que todavía compite en la liga propia organizada por la Federación Catalana de Deportes para Personas con Discapacidad Intelectual (ACELL). “Aquí somos una familia y para mí el baloncesto es amor”, cuenta Brando, que se aficionó viendo jugar a su padre, de origen filipino y afincado en Barcelona. Esa liga de ACELL es la que Sese Special ganó, de forma consecutiva, en 12 ocasiones, y la que les llevó a presentarse al campeonato de España por primera vez en 2022.
Si no acudieron antes a la cita fue por algo que ocurrió muy lejos de sus casas y que nada tiene que ver con ellos: el escándalo de los Juegos Paralímpicos de Sídney 2000. La selección española aplastó a sus rivales y ganó el oro, hasta que se descubrió que solo dos jugadores tenían discapacidad. “Cuando pasó, decidimos romper relaciones. Ahora había una directiva nueva, se renovó todo, y decidimos ir”, cuenta Esteller. Acudieron a la cita de Segovia en 2022 y ganaron. Lo mismo en Ciudad Real al año siguiente.

Pero en 2024 no participaron porque, como ocurre muy a menudo en el deporte de base, faltaban recursos. “Quitaron la subvención que daban al ganador y aquí hay muchas familias que no se pueden permitir un viaje así”, que incluye el pago de transporte, alojamiento y comidas, lamenta Esteller. “Intentamos reunir fondos a través del distrito [de Nou Barris], buscando patrocinadores… No fue posible”, lamenta el presidente, que pide de nuevo recursos para un equipo que, sea cual sea su posición en la tabla esta temporada, se sabe ganador.
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