Los vecinos de Letur, un año después de la dana: “Caen cuatro gotas y nos ponemos todos en alerta”
La localidad albaceteña, donde la dana dejó seis fallecidos, continúa con los trabajos de reconstrucción y el sector turístico, sostén de su economía, se recupera poco a poco

El 29 de octubre de 2024 Letur vivió la página más negra de su historia reciente. Pasaban las 13.30 horas cuando algo muy parecido a un tsunami, alimentado aguas arriba de su arroyo, arrasaba las calles del casco antiguo de este pueblo albaceteño de la Sierra del Segura, de poco más de 900 habitantes, segando la vida de seis de sus vecinos. Hubo varias embestidas pero la más mortífera fue la primera. La riada engulló a Mónica y Jonathan, un matrimonio de 37 años que pedía auxilio desde el balcón de su casa, convertida poco después en una enorme cascada; y en la misma zona cero a Antonia, de 71 años; a Dolores, de 92 —fallecida el mismo día de su cumpleaños—, y a dos operarios municipales, Manuel y Juan, arrastrados dentro de la furgoneta con la que se dirigían a comprobar qué ocurría aguas arriba del arroyo que da nombre al pueblo. El cuerpo de Antonia apareció a 12 kilómetros de Letur, junto al cauce del río Segura.
Ha pasado un año y el pueblo trata aún de reconciliarse con el elemento líquido que ha modelado su fisonomía y su personalidad. Dolo guarda aún en su memoria las imágenes más dantescas de aquel día. “Estaba en casa mi madre, me acerqué hasta donde pude y vi todo. Fueron momentos muy duros, y no poder ayudarles...”, rememora esta letureña de 64 años que reparte su residencia entre Benidorm y Letur. En la calle Barranco, por donde la riada bajó desbocada buscando una salida, también vive Pedro del Pueblo, de 86 años, que aún hoy se pregunta cómo su vivienda, convertida aquel día en un rompeolas, pudo resistir la embestida del agua, que alcanzó el segundo piso. Le salvó la vida tener una tercera planta. “No sé los demás, pero yo sigo teniendo miedo”, reconoce. Tras pasar casi un año realojado en casa de “una media amiga”, ha vuelto a su vivienda hace un mes. El seguro, explica, se ha hecho cargo de todo.
Como Pedro, también sigue con el miedo metido en el cuerpo Olga Martínez, de 40 años. La “ola”, recuerda, se llevó su coche y permaneció encerrada durante horas en un restaurante junto a otras cinco personas, “hasta que pudimos salir por nuestro propio pie, porque allí no podía llegar nadie”. “Caen cuatro gotas y todos nos ponemos en alerta. Quizá se vaya con el tiempo, pero de momento eso todavía está”, señala a las puertas del Ayuntamiento, en la parte del casco que menos se vio afectada por la riada. Un año después, y con 13 viviendas derribadas por riesgo de colapso, apenas quedan tres calles cerradas todavía por la morfología del terreno y donde se centran ahora los trabajos. “Esto es un queso ‘gruyère’, con oquedades, y la dana también afectó al subsuelo. Estamos colocando micropilotes para sujetar el terreno y que éste sea estable”, detalla Manuel Villar, uno de los aparejadores que supervisa la reconstrucción.
Apenas unos días después de la riada, el Gobierno de Emiliano García-Page puso en marcha el llamado Plan Letur, un conjunto de actuaciones que se espera culminen en 2028 y en el que se invertirán 36,5 millones de euros, aportados por varias administraciones, para reparar los viales, la red de saneamiento y el alumbrado, y que también incluye ayudas a los afectados, a las viviendas dañadas y al tejido económico del pueblo. Algunas medidas, según el Ejecutivo, están ya completadas y otras están ejecutadas al 75% o al 80%. Quedan pendientes aún la presa y el embalse de laminación que la Confederación Hidrográfica del Segura presentó a los vecinos en verano. “Aquí ha habido unión y coordinación con todas las administraciones desde el minuto uno”, asegura el alcalde, Sergio Marín (PSOE), que califica de “desacertadas” las palabras de Mazón hace varios días comparando lo ocurrido en Valencia con Letur. “En nada se parece”, asegura.
En el Ejecutivo de Page subrayan también las diferencias con la gestión de Mazón. El día de la dana el aviso de la Agencia Estatal de Meteorología en la zona de Letur era naranja y no rojo. No hubo Cecopi, como aseguró el presidente valenciano, y sí un puesto de mando avanzado y un albergue que en la tarde-noche de ese día se instaló en el colegio del pueblo. Lo ocurrido en esta localidad albaceteña, señalan desde el equipo de Page, fue “repentino”. Esa mañana apenas llovió en Letur, como sí lo estaba haciendo ya en otras partes de Valencia. El presidente de Castilla-La Mancha canceló toda su agenda tras conocer, por amigos personales del pueblo, lo que estaba ocurriendo. Quiso desplazarse esa misma tarde, pero abortaron el viaje porque seguía lloviendo y “no se podía acceder”. Siguió la situación desde su despacho “en contacto permanente con autoridades y vecinos”, y al día siguiente, se desplazó a Letur, recuerdan desde su Ejecutivo.

Vuelta progresiva del turismo
La sensación general entre los vecinos es que la reconstrucción va bien. Para algunos, como Dolo, “muy bien”. “Hay muchísimas ayudas, aunque siempre haya alguien que no esté conforme”, apunta. “Ha sido mucho más rápida que en Valencia, no sólo porque sea más pequeña sino porque ese día teníamos militares cerca”, asegura Joaquín Cabañas, que llegó a Letur desde Cataluña hace dos años. El sector turístico, sostén económico del pueblo, se recupera poco a poco y casi todos los establecimientos que bajaron el cierre están ya reabiertos. Los turistas vuelven a sus calles y a disfrutar, este pasado verano, de ‘Leturalma’, el festival que impulsa Rozalén. Victoria Perona y su pareja llegan desde Madrid. “Lo hemos encontrado súper arreglándolo. Los vecinos agradecen que vengamos”, comenta. Desde la Oficina de Turismo, Elena Navarro, cuenta que muchos turistas vienen de la zona afectada de Valencia “a aportar su grano de arena”. E insiste: “Letur se puede seguir disfrutando”.
La dana del 29 de octubre dejó siete fallecidos en Castilla-La Mancha. A los seis de Letur se sumaba Celsa, una mujer de 88 años que moría en otra riada en Mira (Cuenca), donde se hicieron 40 rescates. La localidad albaceteña recordará hoy a sus víctimas en un acto que servirá también de homenaje a los servicios de emergencia, colectivos y voluntarios que se volcaron con los afectados. Estará también su alcalde, que no acudirá al funeral de Estado que se celebrará en Valencia y al que enviará, en su lugar, a un concejal. Letur volverá a después a una especie de nueva normalidad. Como la que se ve en su colegio, decorado estos días con motivos de Halloween. “No es un tema tabú, pero buscamos la naturalidad”, cuenta su director, Julián Gil. El centro trata de que este primer aniversario de la dana sea “un día más”. “Si los niños nos piden hablar del tema, se hablará, pero si no seguiremos con la normalidad. El jueves celebraremos Halloween y este miércoles, actividad normal”, zanja.
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