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Ábalos se siente un paria también dentro del Grupo Mixto del Congreso

Los demás componentes le advirtieron de que no tendría asignación de partido y solo podría presentar preguntas escritas

Javier Casqueiro

José Luis Ábalos hace 20 meses que fue expulsado del PSOE por sus implicaciones en el caso Koldo y dejó, por tanto, sus filas en el Congreso, pero, como no renunció al escaño, para mantener el aforamiento ante el Tribunal Supremo, pasó inmediatamente a formar parte del heterogéneo Grupo Mixto de la Cámara baja. Sus excompañeros socialistas apenas le hablan ni le ven, porque entra en el hemiciclo casi para votar, la mayoría de las veces telemáticamente y en su misma línea. Pero tampoco ha conectado nada con los otros ocho componentes de su nuevo grupo. En la dirección del Mixto le advirtieron desde el primer momento que no tendría parte en la asignación prevista del Congreso para los partidos ni podría presentar más iniciativas que preguntas por escrito. Lleva 16. Solo comparte fotocopiadora.

El propio Ábalos ha reconocido que se siente un paria en general, o “un huérfano de cualquier organización”, con respecto a la inexistente relación con sus excompañeros del PSOE, con los medios de comunicación, con la justicia y también ahora con los demás miembros del Grupo Mixto, donde están desde los cuatro diputados de Podemos, hasta el conservador representante de Unión del Pueblo Navarro, la canaria Cristina Valido o los progresistas y nacionalistas del BNG y de Compromís. No ha tenido reuniones con ellos, apenas coincide en los pasillos y en alguna ocasión se han tropezado en la zona de la fotocopiadora, que comparte con Podemos.

En el entorno de Ábalos y distintas fuentes del Grupo Mixto confirman que en el primer día de su traspaso la portavoz de ese plural equipo le indicó al ex secretario de Organización del PSOE cuáles serían las limitaciones que iba a tener en su nueva ubicación. Físicas y de recursos.

En el hemiciclo se le buscó un escaño en el gallinero, al lado de la fila donde estaban los cuatro representantes de Podemos, a los que no agradó esa cercanía con el orador que había defendido en 2018 la necesidad de la moción de censura contra Mariano Rajoy por su corrupción en el PP. El diputado del BNG, Néstor Rego, se prestó a bajarse a ese lugar y a Ábalos se le reubicó. La diputada de Compromís, Àgueda Micó, se marchó de Sumar como habían hecho los de Podemos para sentirse más libre al criticar a los miembros de esa trama.

Tampoco se le encontró a Ábalos hueco en la zona del edificio de ampliación del Congreso en el número 40 de la carrera de San Jerónimo y se le habilitó un despacho en el inmueble del 36, que es dónde pasa más tiempo cuando acude a la Cámara y donde trabaja la asistente que le ha proporcionado y paga el Parlamento para que le asesore en distintos temas como a los demás diputados.

Los otros componentes del Grupo cobran su asignación personal como diputados y, además, reciben una cantidad que el Congreso entrega porque forman parte de un partido. Ábalos no. Los cinco partidos que integran el Mixto se reparten también los tiempos de intervención, en pleno y comisiones, y la posibilidad de registrar, presentar y defender iniciativas parlamentarias como proyectos de ley o proposiciones no de ley que se distribuyen en función del número de votos que cosecharon en las últimas elecciones cada uno de esos partidos. Si por el orden del día de la sesión quieren hablar todos les toca a minuto y medio por partido. A Ábalos tampoco se le dio esa opción y no entra en esos turnos. Tampoco lo ha peleado mucho, según conceden varios de sus nuevos compañeros de Grupo y su propio entorno actual, que destaca en su favor que él no quiso bloquear o entorpecer la labor parlamentaria de los demás.

La única posibilidad que se le permitió fue la de presentar preguntas por escrito y es la que ha utilizado en 16 ocasiones en esta legislatura. En su entorno defienden que no son pocas ni muchas, porque entienden que él está ahora “en una situación singular”, y recuerdan que esa cantidad es mayor que las que presentó cuando estaba en el PSOE y presidía la comisión de Interior.

La primera vez que formalizó una pregunta fue el 14 de febrero de 2024, 13 días antes de ser expulsado del grupo socialista, y se interesó por los retrasos en las entregas a cuenta de una serie de tributos del Estado a ayuntamientos de la Comunidad Valenciana, por la que salió elegido diputado del PSOE en julio de 2023 en su ya sexta legislatura en el Congreso.

El diputado Ábalos se ha interesado luego por asuntos que le afectan directamente en los casos que se le investigan. Hace un año preguntó por el rastro sin aval judicial de su situación y en diciembre de 2024 por la auditoría encargada por su sucesor en el Ministerio de Transportes, Óscar Puente, sobre los contratos firmados en su día para la compra de mascarillas durante la pandemia. La última pregunta de Ábalos la formuló el pasado 23 de septiembre y en la misma interrogó al Gobierno del que formó parte por una intromisión del PP en una promoción interna de la Policía Nacional.

Ábalos ya sorprendió, el 27 de febrero de 2024, cuando compareció en la sala de prensa del Congreso para denunciar que se sentía solo y abandonado: “Siento que me enfrento a todo. Vengo solo en mi coche. No tengo secretaria. No tengo a nadie detrás ni al lado”. Esta semana, tras comparecer sin querer declarar ante el juez del Supremo Leopoldo Puente, ha confirmado pese a las presiones de su anterior abogado que quiere mantener su acta y su condición de diputado, que le permite seguir cobrando cada mes 5.315,24 euros. En estos días ha decidido cambiar de letrado, pero al salir del Supremo cogió un taxi y le encargó destino: “Al Congreso”. Allí había aparcado su coche.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.
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