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España afronta con “esperanza” el acuerdo de paz en Gaza

Albares apunta que la investigación penal sobre el “genocidio” seguirá, pero ahora los esfuerzos están puestos en la paz

Carlos E. Cué

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha llegado ya a la cumbre de Sharm El Sheij para participar en la cumbre de la paz convocada por Donald Trump y Abdelfatá el Sisi, el presidente egipcio. Sánchez llega a esta cumbre después de haber sido uno de los presidentes europeos que más claramente ha condenado el “genocidio” de Israel en Gaza, tal como lo llama, pero ahora que ha habido un acuerdo de paz el presidente lo ha celebrado y ha aplaudido la tarea de Trump, del que está muy distanciado políticamente.

El Ejecutivo español quiere ahora dejar clara que considera esta paz una buena noticia y no va a poner palos en las ruedas de esta posibilidad que surge, aunque distintas fuentes admiten la desconfianza en que pueda llegarse a una paz definitiva.

El Gobierno español, según fuentes del Ejecutivo en Sharm el Sheij, afronta “con esperanza” este acuerdo de paz. El Ejecutivo, según explican, es “consciente de los desafíos que la ejecución del plan de paz conlleva, pero con mucha voluntad de que se avance hacia una paz definitiva”. “La liberación de los rehenes y de los presos es una gran noticia. También celebramos la entrada de ayuda humanitaria y la prioridad ahora es que esta llegue de forma urgente y masiva”, rematan estas fuentes.

El ministro, José Manuel Albares, que acompaña a Sánchez en la cumbre de la paz en Sharm el Sheij, ha señalado que España sigue pensando lo mismo sobre la masacre en Gaza, esto es que ha habido un “genocidio”, y, por tanto, confía en que las investigaciones contra Benjamín Netanyahu y los responsables de la invasión sigan adelante, pero también ha querido destacar la alegría del Gobierno por el acuerdo de paz. “Las investigaciones en la Corte Penal Internacional siguen en marcha, eso va a continuar, pero hoy aquí en Sharm el Sheij estamos todos unidos con esperanza de que es posible una paz definitiva, de que esta vez, y eso es lo que España quiere, sea la última vez que veamos esta espiral de violencia”. Albares ha agradecido a los mediadores, EE UU, Qatar, Egipto y Turquía, su trabajo para llegar a esta paz. “Hemos reconocido el papel crucial de EE UU. Hoy es un día de celebración. España ha apoyado en todo momento este proceso. Ahora debemos caminar para que la paz sea definitiva y lleguemos a la solución de los dos estados, que es la única que va a traer una paz definitiva. Y ahora también debemos trabajar para que entre la ayuda humanitaria de manera masiva y empiece la reconstrucción”, ha rematado el ministro.

Sánchez, como los demás líderes europeos y árabes que están en la cumbre, ha tenido que esperar a Trump mucho más de lo previsto, mientras el presidente alargaba su discurso en el parlamento de Israel con referencias a su propia familia y a su visión del mundo.

El líder español, como los demás, tiene una presencia secundaria en la cumbre, en la que solo está previsto que hablen Trump y Al Sisi, y todo está diseñado a mayor gloria de ambos. Incluso los carteles en el camino entre el aeropuerto de este balneario sobre el Mar Rojo se ve solo la foto de los dos líderes dando la bienvenida a “la tierra de la paz”.

Sánchez ha trenzado una relación fuerte con los líderes árabes durante esta crisis, y especialmente con Al Sisi, que es quien le ha invitado. Con Trump la relación es pésima, tanto que el presidente de EE UU amenazó con echar a España de la OTAN, pero, sin embargo, el líder republicano no ha vetado la presencia del español en Sharm el Sheij y de hecho la relación entre las dos administraciones, por debajo de los líderes, es bastante buena, según insisten fuentes españolas, y como prueba señalan que la última cumbre relevante entre EE UU y China se hizo en Madrid, algo impensable si la relación fuera mala entre los dos gobiernos.

“Son cosas de Trump, pero luego queda en nada”, suelen decir estas fuentes cada vez que el presidente de EE UU lanza alguna diatriba contra Sánchez, como sucedió en la cumbre de la OTAN en La Haya, donde amenazó a España con duros aranceles específicos que luego nunca aprobó. Además, eran inviables porque es la UE quien lleva la política comercial. Ahora la amenaza de sacar a España de la OTAN parece tener el mismo recorrido: palabras sin efecto real.

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Sobre la firma

Carlos E. Cué
Es corresponsal político de EL PAÍS, encargado de la información del Gobierno y de los viajes del presidente. Antes fue corresponsal en Buenos Aires y está especializado en información política, siguiendo a distintos gobiernos y a varios partidos. Ex alumno del Liceo Italiano de Madrid, se licenció en Economía y cursó el máster de EL PAÍS.
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