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PNV
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las imposibles relaciones PP-PNV

Los nacionalistas vascos interpretan que la estrategia hostil de los populares es la prueba de su apuesta decidida por Vox

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, de pie, charla con Aitor Esteban en el Congreso bajo la mirada de los diputados del PNV en 2023.
Luis R. Aizpeolea

“Lo último del PP ha sido acusarnos con falsedades de estar implicados en la corrupción. Llevan semanas atacándonos por el euskera, por la devolución de nuestro patrimonio incautado por el franquismo en París, por los traspasos estatutarios. Nos llaman aprovechateguis, mentirosos y miserables. La campaña la protagoniza desde Madrid su secretario general, Miguel Tellado, y desde Euskadi, su presidente, Javier de Andrés. No vamos a entrar en esa campaña. Es una estrategia que busca desautorizarnos y dinamitar puentes, porque no quieren contar con nosotros”. Así interpretan en el PNV la campaña hostil del PP, al tiempo que vinculan su activación con el estallido del caso Koldo, que afecta al PSOE, y con su actitud ante este partido.

El PP, secundado por muchos medios conservadores, ha aireado como un agravio el apoyo del PNV a la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy por el escándalo Gürtel en 2018, lo que no hubiera sucedido si Alberto Núñez Feijóo la hubiera presentado por el caso Koldo. “Son casos incomparables. Lo fundamental es que PP fue condenado por corrupción en el caso Gürtel con una sentencia judicial clara. Además, al PP le garantizamos el apoyo si Rajoy dimitía, pero no quiso. Está por ver cómo termina el caso Koldo. En las acusaciones al entorno familiar de Sánchez vemos imprudencia, pero no delito”, señalan en el PNV.

El PNV ha interiorizado que el PP, con esta campaña de ataques personalizados en su presidente, Aitor Esteban, envía el mensaje de que no cuenta con ellos en su política de alianzas porque apuesta por Vox como principal aliado. Con ello descarta al PNV, que ha reiterado su incompatibilidad con la ultraderecha. El rechazo a un partido como Vox es cuestión de principios para el PNV, marcado por un historial antifranquista del que carece el PP. Los populares no descartan como hipotéticos socios a Junts, ante la posibilidad, hoy teórica, de que termine adaptándose a alguna componenda, dada la imprevisibilidad de su líder, Carles Puigdemont.

El conflicto de alto voltaje ha sido la pauta de las relaciones históricas entre nacionalistas vascos y populares. De los 35 años transcurridos desde que el PP se constituyó en el Congreso de Sevilla, pilotado por José María Aznar, solo han colaborado durante cuatro: En 1996 el apoyo del PNV de Xabier Arzalluz al pacto de investidura de Aznar, roto en 1998; y entre 2016 y 2018, el apoyo presupuestario a Rajoy, sin mayoría, que terminó bruscamente con la moción de censura por corrupción.

En ambos casos, el PP pagó un alto precio. Es inolvidable la frase de Arzalluz tras su pacto con Aznar: “Hemos conseguido en pocas semanas más que con 13 años de Felipe González”. Arzalluz logró de Aznar nada menos que el blindaje del Concierto Económico vasco, además de traspasos difíciles como los impuestos especiales y el INEM. También obtuvo la supresión de los gobernadores civiles y la devolución del patrimonio incautado al PNV por el franquismo, algo criticado por el PP actual. Rajoy también pagó en 2018 un alto precio con el desbloqueo del Cupo vasco, paralizado muchos años, y el desmontaje del austericidio, con el alza de las pensiones equiparándolas a la subida del IPC.

“En treinta de los 35 años, nuestras relaciones con el PP son parecidas a las de ahora”, aclaran en el PNV. La confrontación en materia territorial ha sido permanente. También la tuvo el PSOE con el PNV por el pacto de Lizarra y el plan soberanista del lehendakari Juan José Ibarretxe. Pero siendo José Luis Rodríguez Zapatero presidente del Gobierno, en 2004, con el trío Josu Jon Imaz-Iñigo Urkullu-Andoni Ortúzar al frente de un PNV pragmático, las relaciones entre socialistas y peneuvistas se recompusieron. Mientras, el PP de Aznar rompió los pactos unitarios contra el terrorismo y marcó una estrategia de confrontación con los nacionalismos que sigue hoy.

Al PNV le separan del PP la utilización de una ETA desaparecida hace 13 años y el ataque sistemático a los nacionalismos vasco y catalán como base de su estrategia electoral a escala nacional. Paralelamente, las relaciones entre el PNV y el PSOE mejoraron desde su colaboración en el final del terrorismo etarra y el abandono por los peneuvistas del soberanismo como reivindicación central. La consecuencia fue la constitución de un gobierno vasco de coalición PNV-PSE desde 2016 que marca, también, la actitud de los peneuvistas.

Al PNV también le aleja del PP el modelo social. Está a su izquierda. El PP, siendo Aznar su líder, le expulsó de la Internacional Popular. Hoy los nacionalistas vascos se sienten más cómodos en el Movimiento Demócrata europeo, centrista, de inspiración social, al que pertenece el primer ministro francés, François Bayrou, distanciado de la Internacional Popular por su conservadurismo creciente. El PNV es contundente partidario del cordón sanitario a la ultraderecha y está preocupado por el “estilo destroyer” del PP. “Están dispuestos a todo con tal de alcanzar el poder”, alegan fuentes peneuvistas.

El pragmatismo del PNV le hace comprender que el PP no quiere contar con ellos y que la política española está abocada hoy, salvo milagro, a un sistema de bloques. Sus principios le sitúan en el contrario al de la ultraderecha.

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