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El caza ‘culopollo’ se jubila tras 40 años volando con la Patrulla Águila

El Ejército del Aire y del Espacio empieza a sustituir los aviones del emblemático grupo acrobático por aparatos más modernos, como los ‘Pilatus’ suizos

Un C-101 de la Patrulla Águila vuela junto al A400M del Ejército del Aire y del Espacio el 1 de abril de 2025.
Belén Domínguez Cebrián

A las 10.23 se abre la rampa trasera del imponente A400M del Ejército del Aire y el Espacio. El ruido es ensordecedor y en el aparato, que vuela a 7.000 pies y a una velocidad de 180 nudos (333 kilómetros por hora), entra el calor que el martes envolvía el aire de los campos de Castilla-La Mancha. De pronto, seis C-101 vuelan en paralelo al avión y echan humo rojo y amarillo para dibujar en el cielo la bandera de España. Con este ejercicio, al que EL PAÍS ha sido invitado, arranca Aire 25, una serie de actos que conmemora el 40º aniversario de una de las unidades más emblemáticas no solo del Ejército del Aire, sino de todas las Fuerzas Armadas: la Patrulla Águila.

El teniente Óscar Sanz Rillo, madrileño de 28 años, lleva dos en la Patrulla Águila y es el más joven del grupo. “Lo más gratificante es ver que la gente disfrute”, explica este águila 2 (punto derecho, por la posición de su formación) en la base de San Javier (Murcia) nada más terminar sus acrobacias sobre las aguas del mar Menor. Su preferida, y en la que más se luce, explica, es el twister.

El teniente Óscar Sanz Rillo, madrileño de 28 años, lleva dos en la Patrulla Águila y es el más joven del grupo

La Patrulla Águila echó el vuelo en 1985 en Murcia y su salida en formación es uno de los momentos más emblemáticos del desfile militar del 12 de Octubre en el paseo de la Castellana de Madrid. El ruido de los motores y el humo rojo y amarillo de los C-101 es ya un clásico que, sin embargo, está a punto de cambiar. Este caza, el culopollo, como cariñosamente lo llaman los pilotos que lo han manejado por la forma posterior del aparato, se jubila después de Aire 25 dando paso a los nuevos Pilatus ―con turbohélices en la parte frontal, entre otros muchos cambios― que el Ministerio de Defensa compró a Suiza en 2023 por 250 millones en un segundo lote en el que venían 16 naves. “El culopollo representa el éxito del Ejército del Aire”, sentencia el Jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA), el teniente general Francisco Braco Carbó, que en un mensaje dice: “No os preocupéis, pronto estrenarán [los pilotos] nueva máquina...”, en referencia al Pilatus.

A sus palabras se añaden las del director de la Academia General del Aire ―donde está previsto ingrese este verano la princesa Leonor para finalizar su formación en las Fuerzas Armadas tras haber pasado ya por el Ejército de Tierra y la Armada―, el coronel Luis Felipe González Asenjo quien —muy orgulloso y ante agregados militares de India, Italia, Portugal, el Reino Unido y Francia, autoridades locales, medios de comunicación y hasta influencers— sentenció que “la Patrulla Águila es embajadora de España en el mundo”. Braco subraya que el grupo “se ha consolidado entre las mejores patrullas aéreas militares” en el ámbito internacional.

Pero “las comparaciones son odiosas”, reía sobre la pista de despegue y aterrizaje el benjamín de la patrulla, quien admitió que, pese a considerarse los mejores, como su avión no es acrobático, sino de combate (un caza), “existe un poco de falta de motor en comparación con otras patrullas más importantes”, en alusión a la Blue Angels de Estados Unidos. “Pero aun así nosotros sacamos el máximo partido de nuestro avión para poder estar a su nivel y volar con ellas”, continúa sonriente. ¿Un ejercicio único y genuino de estas águilas? El aterrizaje en formación, presume Sanz; los seis a la vez.

Exhibición de la Patrulla Águila.

El general de división Antonio Guerrero Mochón recuerda con cariño su paso por la Patrulla Águila ―a la que los pilotos van de manera voluntaria compaginando sus funciones de profesores de la Academia de San Javier― cuando tan solo tenía 23 años. La patrulla apenas llevaba cuatro años funcionando, los cazas no estaban pintados y los monos azules eran los de los mecánicos de la Navy estadounidense porque no tenían presupuesto suficiente para encargar unos propios.

Uno de los momentos que Guerrero recuerda aún con emoción es cuando pasó de la reserva a ser titular de la patrulla en una exhibición en Bélgica, una de las 170 internacionales (330 nacionales) de la patrulla. Era septiembre de 1989 y el punto izquierdo faltó en el último momento, así que el resto de la patrulla eligió a Guerrero para ocupar su posición como titular. Él hasta ese momento siempre había volado en la cabina trasera y con un instructor. “No tenía ni 600 horas de vuelo”, recuerda impresionado porque ahora al menos se requieren 1.000. “Sentí mucho estrés y uno de mis compañeros se metió conmigo en la cabina trasera para darme calor humano. Tenía nervios”, bromea al recordar ese show en el que se estrenó como águila ante miles de personas.

Antonio Guerrero (de pie, el segundo por la derecha) junto al resto de la Patrulla Águila en 1989.

Guerrero, ahora subdirector general de coordinación y planes del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), tiene claro que su paso por la Patrulla Águila, en la que estuvo hasta 1992, fue su “florecer” profesional, como el de más del centenar de pilotos (dos mujeres) que han formado parte de ella a lo largo de sus 40 años de historia. Y lo que recuerda con cierta nostalgia es hacer acrobacias en vertical, donde uno rompe la formación y está solo en el cielo, viendo el paisaje y a la gente en tierra disfrutar del espectáculo.

Acrobacias como pistoletazo de salida

Flip flap, twister, plus ultra, formación póker, espejo, tonel lento, corazón, sacacorchos, formación champán... Las acrobacias del martes ―una jornada a la que también acudió toda la industria de Defensa a través de representantes de Isdefe, Airbus, Indra o Escribano― fueron solo el pistoletazo de salida de varias actividades que el Ejército del Aire y el Espacio ha puesto en marcha para celebrar estos 40 años de la Patrulla Águila.

El 20 mayo se inaugurará en Madrid una exposición estática sobre estas cuatro décadas de historia de las Fuerzas Armadas; el 14 de junio la base de San Javier abrirá sus puertas al público; y el día siguiente, el 15, la Patrulla Águila realizará una exhibición aérea junto a las patrullas de otros países socios y amigos, como Italia, con su patrulla Frecce Tricolori; o Gran Bretaña, con la Red Arrows.


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Sobre la firma

Belén Domínguez Cebrián
Cubre Casa Real y Defensa. Pasó 10 años en Internacional cubriendo inmigración y países nórdicos y bálticos. Estuvo en la corresponsalía de Bruselas. Licenciada en Derecho y Políticas (UAM); diplomada en Relaciones Internacionales (Universidad de Kent); Máster de periodismo (UAM/EL PAÍS); y Observadora Electoral (Escuela Diplomática).
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