Un ciervo ataca y mata a un hombre de 91 años y deja heridos a dos personas más en Granada

El ataque de un ciervo ha provocado la muerte de un hombre de 91 años y ha herido a su esposa e hijo, ella de 84 años y él de 61, en una finca de Castril, en la provincia de Granada, donde residía la familia. La embestida tuvo lugar alrededor de las siete de la tarde de este jueves. Según fuentes de la Guardia Civil, sobre esa hora, el padre encontró al animal en un corral de la finca, donde la familia tenía una explotación ganadera de cabras y ovejas, según ha explicado Miguel Pérez, alcalde de Castril. Después, el ciervo se puso agresivo y lo embistió, provocándole la muerte. La esposa fue la primera en acudir al rescate e intentar alejar al animal, sin éxito y siendo además corneada. A continuación, llegó el hijo, que también intentó inmovilizarlo, pero sufrió un revolcón y también fue atacado por el ciervo. Cuando pudo zafarse, cogió su escopeta y disparó al animal y lo abatió.

Sobre las 19.15, el hijo pudo llamar al Centro de emergencias sanitarias 061, que puso en alerta a los servicios de emergencia. Agentes de la Guardia Civil se desplazaron a continuación a la finca, en la pedanía de El Leganillo, “un lugar con unas pocas casas”, según el alcalde, situada a quince minutos aproximadamente de la localidad de Castril (1.994 habitantes), y situada en la carretera GR9105, entre Almontaras y Los Cortijillos, en la que se conoce como La Hoya de Baza.

Los heridos han sido trasladados al hospital de Baza. La mujer sufre, según fuentes municipales, la fractura de varias costillas y rasguños en la cabeza y es probable que tenga que ser trasladada a un centro hospitalario en Granada capital para su evaluación. La situación del hijo es más leve.

Sin conocer los datos concretos de este caso, el investigador del departamento de Zoología de la Universidad de Granada José María Gil Sánchez explica que la zona donde ocurrió la embestida es un lugar se trata de una zona con “una presencia testimonial de ciervos, hay muy pocos por esa zona y además son muy huidizos porque existe mucha caza furtiva” y han aprendido a alejarse de las personas, añade. Gil Sánchez comenta que lo ocurrido en este caso no es infrecuente en “animales criados en cautividad, en el interior de cercados y alimentados desde pequeños por personas”. Estos animales, comenta, no le tienen miedo a la gente, pero cuando llega el mes de septiembre y octubre, durante el celo o berrea, “su comportamiento se vuelve peligrosísimo para las personas”. La razón, continúa, es que ellos no las ven como otra especie exactamente, sino más “como un rival” en su búsqueda de hembras. “Los ciervos salvajes es rarísimo”, e insiste, “rarísimo, que ataquen a las personas”.