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La cancha de baloncesto más retratada del mundo

La Pigalle Duperré, ideada por el diseñador de moda Stéphane Ashpool, cumple una función deportiva, estética y social en uno de los barrios más famosos de París

Jóvenes juegan en el Terrain Duperré durante los Juegos Olímpicos de 2024.
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La vinculación del baloncesto y la calle ha generado mucho arte en las pistas. Cantidad de jugadores han forjado su talento jugando contra vecinos del barrio o rivales ocasionales. Cuántas estrellas americanas de hoy, siendo niños, iban a la escuela botando una pelota sin otro deseo que el de competir tras las clases en la cancha de la esquina y alimentar así una tradición cultural. Como la lista sería demasiado extensa, baste recordar la figura icónica de Holcombe Rucker. Se formó tantas horas en canastas improvisadas en rincones de Harlem que, tras volver de la II Guerra Mundial, creó en 1946 el primer torneo veraniego entre chavales del barrio. Así nació el Rucker Park, uno de los primeros playgrounds en luchar de manera silenciosa contra la segregación y que, en los años siguientes, guiaría a cientos de niños por el camino del deporte, como fue el caso de Kareem Abdul-Jabbar o el de Vince Carter.

Siguiendo la estela de la integración y de la canasta como vía de escape, el diseñador de moda parisiense Stéphane Ashpool, fundador de la marca de ropa Pigalle (como su barrio), impulsó en 2009 la construcción del Terrain Duperré, el palacio de baloncesto más fotografiado y famoso de París (con permiso de Bercy, cuya estructura metálica de la cubierta lleva la inconfundible firma de Jean Prouvé). Situado en la misma calle Duperré, es un court encajonado entre dos edificios residenciales diseñado por el propio Ashpool y el estudio creativo Ill con el apoyo de Nike.

Se trata de un espacio compacto y colorido al que se le perdonan las irregularidades del terreno y cuyos colores van cambiando cada cierto tiempo. A las doce de la mañana llega Vanesa con las llaves. Es una joven argentina que lleva seis meses trabajando para el Ayuntamiento de París y, junto a su equipo, entre otros espacios lúdicos, gestionan esta pista: “El público es joven, casi siempre varones, entre los 12 y los 25 años, a veces llego y me están esperando… El problema es a las seis de la tarde, cuando debo cerrar, entonces es el momento de “un tiro más, por favor”, y ese tiro se convierte en varios que, mira por dónde, nunca embocan”, ríe.

Explorando la relación entre deporte, arte y cultura, en total van cinco transformaciones del recinto que nos han permitido disfrutar de colores primarios en 2015, de los rosas, naranjas y azules brillantes de 2017 y del posterior uso del morado, el azul y el menta con grandes números y texto para diferenciar las zonas pintadas en el suelo. Desde el primer día, estrellas de la NBA como LeBron James o Kevin Durant, además de raperos como Central CEE o Skepta, se han acercado hasta aquí para comprobar la buena salud del baloncesto en Pigalle. La actual versión se inauguró el pasado verano, coincidiendo con los Juegos. Stéphane Ashpool firmó los trajes de los atletas franceses de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024 dotándolos de una bandera francesa que ilustrara el mestizaje y la diferencia de los cuerpos y de los deportes: “Quise crear una identidad pop, más moderna, y eliminar las barreras entre estos colores”. Fiel a sus tres inquietudes, la elegancia, el deporte y París, en su perfil de Instagram define así la función de esta cancha: “Aquí, el deporte trasciende la competición, convirtiéndose en un acto de creación compartido. La composición lineal y óptica de la pista simboliza la diversidad de culturas, ideas e individuos que se funden en un lenguaje universal de inclusión y unidad. Es el juego infinito: sin límites, sin final, solo juego”.

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Sobre la firma

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Es autor de las novelas 'Los Baldrich', 'La estación perdida', 'Los buenos amigos' o 'Jauja' y del libro de viajes 'París'. Su obra narrativa ha obtenido varios premios. Es profesor en la Universidad Sciences Po de París. Como periodista fue Premio Pica d´Estat 2011. Colabora en El Ojo Crítico de RNE y en EL PAÍS. 'Verso suelto' es su última novela
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