Aventuras infantiles

Hoy te cuelgan una pulsera, pero seguro que mañana te incrustan un chip en la cabeza. Los enemigos del ‘todo incluido’ no saben ya qué alegar en contra de este marcaje aguileño que los extremistas casi relacionan con el esclavismo del siglo XIX. Pero la verdad es que esta modalidad turística en la que el alojamiento, la manutención y otros servicios hoteleros aparecen bajo un solo precio en la factura tiene millones de adeptos en todo el mundo. Su ventaja frente a la tablilla es que uno pasa sus vacaciones sin echar mano al bolsillo. Todos los consumos se pagan por adelantado, dentro del paquete contratado en la agencia de viajes o en el hotel mismo.

Luabay, una marca con hoteles en Mallorca y Canarias, ofrece esta fórmula económica en su complejo turístico de los Gigantes, en la costa occidental de Tenerife, alejado del bullicio veraniego de Playa de las Américas y Costa Adeje. Ladrillo puro frente al mar, con vistas al mar, pero no en primera línea de playa. Ni falta que hace, al uso de una clientela centroeuropea en busca de clima más que de olas. Hay un caminito que conduce hasta la arena, pero mejor es coger el coche y ahorrarse el sudor del regreso, que el desnivel aquí es importante.

Piscinas varias para adultos y para niños, zona de juegos infantil, spa, circuito de minigolf, tres restaurantes, dos comedores de desayunos... La oferta es tan variada como tentadora. Y para todos los públicos, menos el que viene a descansar en soledad. La circulación interior se hace a pie, aunque se puede solicitar el auxilio de un carrito eléctrico para el traslado de las maletas a la habitación. Digamos que el servicio funciona a la alemana. No solo en su eficiencia y programación de las actividades. Desde las ocho de la mañana llaman a la puerta para ofrecer los periódicos del día. Luego, para reponer el minibar. Finalmente, para repasar la habitación. Da igual que sea domingo. No hay tregua ni cuartel para los dormilones. Ellos apenas reparan en la decoración anodina de su alrededor. Pero sí, y mucho, en su amplitud y confort, infrecuentes en los hoteles ‘todo incluido’.

Porque este Luabay es, eminentemente, un hotel familiar, una locura para los niños, con opción a corretear libremente por los senderos, chapotear en una piscina de su tamaño, hacer piruetas y aventuras por el área de cuerdas, sentirse allí como en la selva, cruzando un puente o vadeando un río...

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