No podrás vivir en el campo, pero al menos tendrás un bosque en el salón

Mucho antes de que los restauradores confundieran decorar con escribir frasecitas motivacionales en los muros de sus locales, estaba el papel de pared. Era una manera de contrarrestar la frialdad de un muro y de conseguir elaborados efectos artísticos que con pintura serían prohibitivos en tiempo y dinero. Poco a poco, el papel de pared se convirtió en una forma de expresión en sí misma: desde el arquitecto y diseñador William Morris, en el siglo XIX, con los estampados arts and crafts al interiorista David Hicks que masificó, a finales del siglo pasado, las geometrías desde las casas de la alta aristocracia británica.

Ahora, la casa española de papeles pintados Coordonné reclama la atención que merece este vehículo para la creatividad doméstica. Con más de 40 años de experiencia en la creación de revestimientos de paredes y telas, esta empresa familiar con sede en Barcelona exporta sus colecciones a más de 50 países y ha realizado ediciones especiales con nombres como la modelo francesa Inès de la Fressange o la ilustradora Lara Costafreda.

Para esta temporada, Coordonné ha dado impulso a su línea Botanika de papeles con motivos vegetales. Son estampados inspirados en los campos de trigo, en las corrientes de la naturaleza o la aleatoriedad de los márgenes de cualquier riachuelo. Son papeles lavables, fáciles de poner y resistentes al fuego que también juegan con la geometría. Marcos selváticos o forestales que convierten las estancias en una maraña de madreselvas o la cocina en una colección de plantas aromáticas.