Iñaki Oyarzábal y ‘Curro’, el perro autista

CUANDO IÑAKI OYARZÁBAL llega a casa, su perro Curro no le recibe, se esconde; y si el presidente del PP de Álava le lanza una pelota, no va tras ella. “Tiene autismo. Se lo diagnosticó una neuróloga de animales”, explica. La familia que lo había comprado lo devolvió, así que el político se lo llevó a casa cuando el pequeño galgo italiano tenía un año. “Se llamaba Calixto, pero me parecía un poco pretencioso y decidí cambiárselo”.

Curro no es su primera mascota. Cuando tenía 30 años, el compañero de piso de Oyarzábal era un beagle inglés que se llamaba Hugo. Tras cuatro años juntos, tuvo que despedirse de él por motivos de seguridad. “Eran finales de los noventa. Habían asesinado a varios de mis compañeros y encontraron en un piso franco de ETA un expediente dedicado a mis movimientos con el perro”. La policía le dijo que esas rutinas le hacían vulnerable y le pidieron que dejase de tenerlo. “Se lo regalé a una amiga que tenía otros perros y jardín. Seguro que fue más feliz”.

Lino Escurís

Por su enfermedad, Curro es un animal más dependiente y menos comunicativo, pero en los meses que llevan juntos se han vuelto inseparables. “Siempre viene conmigo a Madrid y es raro que me vaya de vacaciones sin él”. En su día a día en Vitoria, donde viven, lo lleva a la sede del partido. Incluso durante la campaña del año pasado, Curro iba a su lado en los paseos electorales. “Se ha hecho amigo de mis compañeros, y no se ha afiliado al PP, pero casi”, ríe el político, de 50 años. Su perro le despierta el instinto protector y el sentido de la responsabilidad. “Además, le das y recibes cariño. Y eso es algo que reconforta, sobre todo a las personas que vivimos solas”.