Buscando refugio
En un entorno complejo e incierto las respuestas simples parten con ventaja


Una semana ha transcurrido, y la élite socialdemócrata europea sigue asombrada ante el triunfo de la campaña del Brexit. Basada en argumentos falaces, promesas inviables y titulares de tabloide lanzados contra el discurso de los expertos, fue la opción preferida en zonas deprimidas, con mayoría de trabajadores poco cualificados. No es un problema exclusivo de Reino Unido: en la segunda vuelta de las presidenciales austriacas, un 86% de los trabajadores manuales votó al candidato de la extrema derecha. El año que viene, Marine Le Pen tendrá opciones de ganar gracias en parte a las clases trabajadoras. Hablan a un colectivo que se siente a la deriva y le ofrecen una verdad convenientemente reconstruida como asidero.
Los partidos tradicionales enfrentan esta tendencia con herramientas imperfectas. El miedo no sirve si el votante siente que tiene poco que perder. Tampoco el desprecio: cuando muchos votan distinto porque consideran que su voz es ignorada, cualquier intento de cortocircuitar el resultado (como, por ejemplo, obstaculizar el Brexit con maniobras desde Londres) da munición a quienes reducen la disputa política a una lucha contra un supuesto establishment. Mientras, la visión del mundo de estos colectivos, su verdad particular, se convierte en un compartimento cerrado, impenetrable.
Para revertir este proceso es necesario ofrecer soluciones alternativas, tender puentes comunicativos y retejer alianzas de clase. Si el malestar es de origen económico, la izquierda debería repensar el pacto social, garantizando un mayor equilibrio. Pero el problema es mayor si las demandas tienen un componente cultural independiente de la precariedad, como sucede con muchos seguidores de Trump. Las renuncias identitarias no se compensan fácilmente con redistribución; y la izquierda no puede cambiar sus valores sin perder el voto joven y urbano, que se siente cómodo en un mundo cosmopolita del que sale ganando. Quizá el obstáculo último es insalvable: en un entorno complejo e incierto las respuestas simples parten con ventaja, pues sirven de refugio, si bien momentáneo, para quien está a la intemperie.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Lo más visto
- Los grandes derrotados del Gordo de Navidad de Villamanín, 15 jóvenes de entre 18 y 25 años: “Hoy hemos perdido amigos”
- Acuerdo en Villamanín por el Gordo sin repartir: la comisión de fiestas cede más de dos millones por la paz del pueblo
- Junqueras avisa de que la recaudación del IRPF es “imprescindible” para negociar los presupuestos de Sánchez e Illa
- El alpinista Simone Moro sobrevive a un infarto a 5.000 metros y anuncia la creación de un servicio de rescate aéreo en el Karakoram de Pakistán
- Desaparecidos cuatro españoles de una misma familia de Valencia en un naufragio en Indonesia




























































