La financiación de la economía verde: ¿utopía o realidad?

Por Luis Morales Carballo e Yve Ramírez, de Greenbiz (@greenbiz_es), el partner en España de Ecopreneur, la organización europea de entidades de economía verde.
Lyss nunca deja indiferentes a quienes la escuchan. Con una pasión desbordante, esta joven alemana de fuerte perfil internacional (vivió en Australia y EEUU) pasó la semana pasada por Barcelona para inspirar a los asistentes al workshop internacional “Desinvierte en Fósiles, Invierte en Negocios Verdes” organizado por Ecopreneur.eu y Greenbiz con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente (05 de junio). Su empresa social, Blyss Chocolate, con un bagaje de cerca de cien años (la iniciaron sus abuelos) trabajando con comunidades locales, produce un chocolate aromático, de producción artesanal, elaborado con cacao de primera calidad que hace las delicias de un público que está ya cansado de la industria chocolatera tradicional.
También participaron los representantes de EcoHortum y Growinpallet, que facilitan el cultivo urbano de verduras y hortalizas (podemos tener nuestro propio huerto en casa), así como los de IWOP, con su bombilla reparable y tremendamente eficiente, y Moves to Slow Fashion, presentando su directorio online de ropa ecológica. Por videoconferencia se unieron start-ups y pymes ecológicas de otros países europeos, como Wohnwagon (Austria), African Clean Energy (Holanda), Pur Project y Treez (Francia).
Este encuentro internacional ha permitido visibilizar que una nueva economía se abre paso poco a poco entre nosotros. Una nueva economía caracterizada por poner a las personas en el centro, así como por el pleno respeto a la naturaleza que nos rodea y a las nuevas generaciones que están por venir. O, si se quiere, que además del retorno económico buscan un retorno social y ambiental.
Los proyectos y empresas de esta nueva economía, más verde e inclusiva, necesitan conectarse entre sí y retroalimentarse para poder crecer y abrirse paso en el sistema económico convencional, que a menudo les cierra las puertas. Aspiran a conformar una red global, interconectada, donde se visibilicen estos nuevos modos de producir, distribuir y consumir que están cambiando el paisaje. Como decíamos la semana pasada en este post, todo está reinventándose. Y estas jóvenes y pequeñas empresas constituyen una de las puntas de lanza de este proceso de cambio. Nosotros procuramos allanarles el camino lo máximo posible, pues sabemos de sobra (lo hemos vivido) que está repleto de dificultades.

Se discutió sobre las principales dificultades que estos proyectos y empresas tienen a la hora de solicitar financiación, y que provocan que muchos de ellos dependan del llamado “Love Money” (básicamente, dinero a fondo perdido de amigos y familiares), lo cual supone un mecanismo de financiación muy inestable, que condiciona mucho el desarrollo de los proyectos. Con la ayuda de las nuevas plataformas de crowdfunding o financiación colectiva, cooperativas de crédito y entidades de banca ética que estaban presentes, se identificaron soluciones imaginativas con las que superar las dificultades. Finalmente, en un ejercicio en el que participaron todas las personas asistentes, vinculamos las nuevas realidades ya existentes con los modelos futuros que ambicionamos, y co-creamos estrategias que nos permitan transitar desde el presente hasta ese futuro que cada día está más cerca.
El encuentro supuso una oportunidad fantástica de aprendizaje colectivo y co-creación, y permitió conectar iniciativas que, procedentes de distintas partes de Europa, están dando pasos para alumbrar una economía más verde, baja en carbono, y socialmente más inclusiva en el continente.
Imágenes: Fotografías cedidas por Greenbiz, realizadas durante el Workshop Internacional “Desinvierte en Fósiles, Invierte en Negocios Verdes”.
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