Desplante del ministro

Aún habrá quien recuerde aquella ceremonia de entrega de los Premios Nacionales de Fin de Carrera del año pasado. Sí, aquella en que algunos galardonados le negaron la mano a José Ignacio Wert en señal de protesta por sus políticas educativas, frente a las numerosas cámaras allí convocadas.

Estos días ha tenido lugar la entrega de premios para los estudiantes graduados en 2011 (efectivamente, hace casi cuatro años que los galardonados acabamos la carrera). Ninguno de los premiados le dio la mano al ministro de Educación: no vino. Tampoco estuvo presente la prensa ni la empresa de fotografía que se encarga de inmortalizar la entrega individual del diploma a cada uno de los estudiantes y el correspondiente apretón de manos. Pongamos que la prensa y el fotógrafo son accesorios (si bien en este punto no estarían de acuerdo mis familiares, ausentes del acto por haberse celebrado un martes a las 12.30), pero ¿y el ministro? ¿Cómo puede un Gobierno justificar la ausencia del máximo responsable de Educación en la ocasión en que se reconoce públicamente a los estudiantes universitarios más esforzados y con mejores expedientes a nivel nacional? ¿Qué valor se le está dando al talento y al esfuerzo con este gesto? Jamás le negaría la mano a un hombre, pero al señor Wert le niego, tras su desplante, la credibilidad.— Dolores García Almudever.