La cautela de Alibaba
Después del desembarco espectacular en Wall Street, lo más probable es que Jack Ma evite nuevas tracas financieras

De vez en cuando, Wall Street despliega espectáculos que compiten en brillantez con Hollywood, Disneyland o Las Vegas. El último ejemplo de magnificencia y oropel es el desembarco del grupo (“conglomerado” se suele decir en spanglish) chino Alibaba, dedicado al comercio electrónico. Todo parece avasallador. Alibaba (nombre confuso donde los haya para un grupo comercial) sale al mercado a un precio de 68 dólares por acción; conseguirá probablemente más de 17.000 millones de euros por la colocación y más de 24.000 millones si acuden las entidades financieras comprometidas; la capitalización bursátil de Alibaba será entonces superior a los 132.000 millones de euros. Los profesionales del asombro calculan que esa capitalización es el doble que la de McDonald’s y equivale a la suma de las de Repsol, Iberdrola y Telefónica. El fundador, Jack Ma, ha mezclado varios modelos imperantes en la Red y ha conseguido por acumulación un producto arrollador, más grande que sus competidores potenciales (Amazon, PayPal). Todo en la cocina económica china es enorme y eso excita el sentido de lo maravilloso en Estados Unidos.
Hasta aquí, la medición del fenómeno Alibaba. A partir de aquí, florece la especulación. Los más de 20.000 millones de euros de la operación, dicen los analistas, permitirán a Jack Ma articular una política de expansión en Estados Unidos y Europa. Es decir, pueden comprar fácilmente empresas competidoras que operan en la Red. Esta sería la lógica del mercado. Pero el neocapitalismo chino responde a estímulos diversos. Uno de ellos, que atempera la avidez por la expansión, es la cautela, el cuidado en no rebasar límites que puedan molestar o generar hostilidad. Actúa como un gigante cauto; suele prestar mucha atención a las recomendaciones políticas.
Y por eso es probable que, una vez completado el desembarco en el mercado neoyorquino, Jack Ma evite nuevas tracas financieras. La ostentación es contraproducente para el negocio. Que, por cierto, debería ser analizado con precaución. El hecho de que la capitalización multiplique por 24 el beneficio recuerda algunas posiciones repetidas en la burbuja de las punto.com.
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