Turrón

No nos engañemos con olas de calor de última hora: se acabó lo que se daba. Que el otoño empieza el 23 de septiembre es un bulo de la Agencia Estatal de Meteorología para hacernos más llevadera la vuelta a casa, el cole o el curro a los que tenemos la suerte de contar con un curro, un cole o una casa adonde volver, aunque sea a rastras. El verano expira cuando desaparece de las tiendas el último vestidito blanco, anuncian en la tele el primer curso de calceta por fascículos y se apodera de los escaparates el rigor mortífero de los hábitos de invierno. Y ya si brama el alcalde de Valladolid, con esa labia que se gastan los muy chuletas cuando se gustan y se embalan ellos solos aunque sea hacia el más abisal de los ridículos, acabáramos. Entonces hiela en la isla de coral donde vivimos los ilusos que creíamos que el sexismo se pagaba caro en política, y ya no hay estío que valga.

Porque resulta que aquí sale gratis. Francisco León de la Riva dice temer entrar en un ascensor con una mujer por si se arranca —ella, se supone— el sostén y le arrincona, y van sus compañeras de siglas y le sostienen todas a una. Que son las cosas de Paco, le disculpan. Que ladra, pero no muerde. Que no es tan fiero el león como lo pintan. Vale, chicas, para vosotras enterito. Solidarias de partido sois un rato, ya que no de género. Ahora, excelentísimo, quédese usted tranquilo. Me apuesto la lencería íntegra a que así, en frío, no se le echaría ninguna señora encima aunque fuera el último varón heterosexual vivo sobre la faz de la tierra. Y paro, que me embalo yo sola y voy pillada de fechas. Entre el Pujolazo, el desafío de Mas Quisiera y la precampaña de la precampaña estamos con el turrón, el mazapán y los cavas en nada. Así que aquí lo dejo. Feliz Navidad y próspero Año Nuevo.