Blizzard, el viento blanco
Los habitantes de las regiones más inhóspitas del planeta (altas latitudes y regiones polares) conocen perfectamente esta palabra. Es más, la temen

Los habitantes de las regiones más inhóspitas del planeta (altas latitudes y regiones polares) conocen perfectamente esta palabra. Es más, la temen. El Blizzard es uno de los peores temporales de nieve y viento violento y gélido que uno se puede encontrar en estas duras zonas de la Tierra. Es tal el respeto que infunde, que los yakutos de Siberia llaman El Jefe al poderoso Blizzard, que es la palabra inglesa que se utiliza para hablar de la ventisca, aunque los argentinos llaman a este temido fenómeno viento blanco.
Cuando las rachas superan los 70 km/h, la ventisca es severa, pero en ocasiones superan con facilidad los 100 km/h. Cuando esto ocurre, la nieve suelta que hay en el suelo se levanta en enormes y monstruosos muros que reducen la visibilidad a cero, dejando fantásticas dunas de nieve a su paso. Verse atrapado por un potente Blizzard supone el poder caer en peligro de hipotermia, puesto que las temperaturas pueden descender por debajo de los -30 grados. Los inuits llegan a levantar de manera vertiginosa paredes de hielo para poderse proteger e incluso construyen improvisados iglús.
Estos temporales de viento y nieve también afectan al norte de EE UU. Esto sucede cuando un anticiclón muy frío se sitúa al este de Alaska y una borrasca profunda se ubica en la zona de los Grandes Lagos (una de las zonas donde se registran las mayores nevadas del planeta). Entre los dos succionan aire frío de origen ártico que llega a paralizar la vida, sobre todo en los Estados americanos del noreste. Precisamente, uno de los históricos y más duros temporales de nieve del que se tiene registro data de 1888, con unos 70 centímetros de nieve en la zona de Filadelfia y Nueva York. Demencial.
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