Escuche mi melodía

No es necesario saberse la escala musical para componer una canción. Basta con recitar tres frases, escoger el ritmo, esperar unos segundos y… ya está: a escuchar la canción. Un regalo original. Diversión asegurada y resultados caóticos. Disponible tanto en Android (gratis) como en iOS (2,69 euros). Ya ha superado la barrera de los 10 millones de descargas. Ofrece otros paquetes de ritmos, como rap, pop o country.

La joya de la corona de Apple. Un estudio musical en el bolso. Desde un piano hasta una guitarra, violines y baterías. A los pequeños les enloquece jugar a poner voz de robot o decir aquello de “ha llegado el tapicero, señora, el tapiceroooo…”. Los que se lo tomen más en serio, pueden grabar, editar pistas y exportar el proyecto al ordenador. Perfecto si la inspiración llega en un viaje en metro. 4,49 euros.

Una caja de ritmos que sirve para crear bases de canciones. Damon Albarn la utilizó para su grupo virtual, Gorillaz. Desde entonces es una de las preferidas de los entusiastas de la música electrónica. Los que sacaron todo su jugo al mítico Casiotone están frotándose las manos de gozo. 5,49 euros en la App Store.

La cantante islandesa Björk fue de las primeras en sumarse al mundo táctil. Su aplicación invita a jugar trazando líneas para crear nuevas melodías. Cada galaxia, cada tramo, da un sonido electrónico distinto. 9,99 euros en Android y 11,99 en iPad.

Una ayuda para afinar. Ya sea la voz o un instrumento. Incluye juegos para mejorar el reconocimiento de notas. Perfecto para enfrentarse a un dictado musical.1,79 euros.