Gracias, Edward Snowden

Gracias a Snowden el Congreso de Estados Unidos investiga “el asunto”, que no hubiese investigado de no ser por su denuncia pública.

Si Snowden hubiera acudido a cualquier asociación de derechos humanos en su país y les hubiese entregado las pruebas de las ilegalidades del espionaje estadounidense, inmediatamente habría sido acusado de traición. Cualquier camino que hubiera escogido lo habría conducido a la acusación de traición. Por eso tuvo que hacerlo desde fuera.

Sobre el asilo, lo lógico sería que lo recibiesen los países democráticos, que no lo han hecho por servilismo ante la superpotencia. En esa situación no le queda más remedio que acudir a cualquiera que lo admita.

El argumento del terrorismo para justificar la ilegalidad cometida es insostenible. Para combatir el terrorismo se comparte información entre las policías de los países aliados. Lo que se consigue con la intervención ilegal de las comunicaciones de los países amigos son fines políticos, comerciales e industriales, mediante métodos ilegítimos. Snowden denunció ante el mundo esa ilegalidad, con un coste altísimo para su seguridad personal, y por todo esto su acción es legítima, legal y heroica.— José Manuel Santos López.