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Especial publicidadING

Cinco instrumentos de inversión para un futuro financiero más completo

De las criptomonedas a los planes de pensiones, distintos productos para una estrategia inversora diversificada que ayude a hacer crecer el patrimonio

El País

Hay una regla básica en inversiones: diversificar bien es la clave para reducir riesgos. Como explica Ignacio Menéndez, responsable de análisis de mercados de ING, “concentrar una cantidad elevada de nuestro patrimonio en pocas cosas aumenta considerablemente la probabilidad de pérdida”. La clave está en invertir en distintos productos que no tengan un comportamiento similar. En esta nueva entrega de Inversión libre de mitos, el proyecto de ING para hablar sin tapujos de cómo hacer crecer nuestros ahorros, se abordan los principales instrumentos de inversión para un futuro financiero más completo.

Criptomonedas,un producto nativo digital

En el mundo de las monedas digitales, las criptomonedas son las que más desarrollo tienen en la actualidad, “las más relevantes para inversores”. Este tipo de dinero digital funciona de una forma descentralizada, es decir, no está controlado ni por bancos comerciales, gobiernos o bancos centrales. “Su seguridad y funcionamiento están basados en la tecnología blockchain, una especie de libro público donde se registra cada transacción y que un montón de usuarios revisa para que no haya errores. Eso hace que sea prácticamente imposible cambiar un apunte sin que nadie lo note, por lo que las transacciones son muy seguras”, aclara Menéndez. Las transacciones son inmediatas y no necesitan bancos intermediarios que envíen el dinero de una cuenta a otra.

“Hay infinidad de opciones. La más reconocida y grande es Bitcoin, pero también son bastante conocidas Ether, Ripple, Solana y Cardano”, apunta el experto de ING, y recalca que cada una tiene unas características concretas que hay que entender muy bien antes de comprar. “Para un inversor que no las conozca en profundidad el riesgo es muy alto, se parecen más a jugar en el casino que a la inversión”, añade.

Plan de pensiones: para el largo plazo y con ventajas fiscales

Un plan de pensiones individual es un producto de ahorro a largo plazo diseñado para complementar la pensión pública. Están pensados para que se vayan haciendo aportaciones periódicas durante la vida laboral, y rescatarlos en el momento de la jubilación. “Además, tiene una ventaja fiscal: el dinero que hayas ingresado y aportes a tu plan de pensiones está exento de tributar en la declaración de la renta de ese año, reduciendo la base imponible”, señala Menéndez.

Está diseñado para que no se recate hasta llegar a la jubilación, pero hay algunas situaciones que permiten rescatarlo antes como incapacidad laboral, enfermedad grave, o situación de gran dependencia; desempleo de larga duración; fallecimiento del partícipe; o transcurridos 10 años desde que se hicieron las aportaciones al plan.

“Se recomienda empezar a invertir en un plan de pensiones cuanto antes, aunque solo sea por el beneficio de posponer el pago de impuestos y dejar que ese dinero vaya generando una rentabilidad; es un producto interesante para casi todo el mundo”, aconseja Menéndez. “Aunque eso no quita que tengamos que buscar un plan que diversifique lo suficiente y que tenga bajas comisiones”, añade.

Renta fija, estabilidad y seguridad desde el principio

“La renta fija suele ir asociada a una inversión estable y segura porque consiste en prestar dinero a alguna empresa o gobierno a cambio de unos intereses, que llaman cupón. El dinero prestado se devuelve pasado cierto tiempo, cuando vence el plazo previamente fijado”, explica el responsable de análisis de mercados de ING.

Estos préstamos se dividen en títulos, que se conocen como bonos, obligaciones, letras o pagarés, según su plazo de vencimiento. “Se llama renta fija porque si no vendemos a nadie ese bono y lo mantenemos hasta que el préstamo llegue al final de su vida, la rentabilidad es fija, es decir, la conocemos desde el momento en el que invertimos”, aclara Menéndez.

Son un instrumento ideal para inversores que no quieren invertir en bolsa, pero que quieren algo más de rentabilidad por su dinero que la que obtiene en cuentas de ahorro y depósitos.

Su rentabilidad es menor que la esperable de las acciones, y se asume que su precio es más estable. Pero tienen riesgos. El más evidente es el riesgo de contraparte: que la empresa o gobierno a la que prestamos el dinero no nos lo devuelva, o nos devuelva menos de lo acordado. El otro más conocido es el de subida de tipos de interés, lo que produce una bajada de valor de la renta fija que ya está en el mercado”, resume el analista financiero.

ETF, una forma más sencilla de invertir en bolsa

Los ETF (Exchange-Traded Fund) son fondos de inversión cotizados que replican el comportamiento de un índice, de modo que se invierte en una cesta de activos (acciones, bonos o materias primas) que se negocia en bolsa como si fuera una acción individual. Esto permite a los inversores diversificar su cartera en una sola compra y operar con liquidez durante todo el horario de negociación. “Se han popularizado porque son cómodos, con una sola orden de compra, inviertes en todas las empresas de un índice o sector, y no tienes que preocuparte de si a una le va mal, porque el índice se renueva constantemente para incluir a todas las empresas relevantes”, explica Menéndez.

El experto de ING aclara que los ETF se negocian en bolsa en tiempo real, “lo que significa que sus precios pueden fluctuar a lo largo del día en función de la oferta y la demanda en el mercado”. Sin embargo, “este producto no permite posponer el pago de impuestos por ganancias, al contrario que los fondos de inversión tradicionales, en los que el dinero se puede traspasar de un fondo a otro, y solo pagaremos impuestos por los beneficios conseguidos una vez vendamos el fondo”.

Fondos ESG que apuestan por un futuro sostenible

Los fondos ESG (Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo) son instrumentos de inversión que integran estos tres criterios para seleccionar activos, buscando generar tanto rentabilidad financiera como un impacto positivo en la sociedad y el planeta.

Los gestores de fondos utilizan criterios ESG para evaluar empresas, analizando factores como el uso de recursos, la gestión de residuos y las emisiones de carbono, prácticas laborales, diversidad e inclusión, y transparencia y ética en la gestión.

Invertir requiere un cierto conocimiento sobre finanzas, pero para el que no tenga tiempo para aprender existen opciones como “invertir en un fondo indexado, ETF que recoja la bolsa mundial o en bonos, y/o dejarse asesorar por un profesional, que le ayude a entender su situación patrimonial, que entienda sus necesidades financieras, y que le proponga un plan para invertir adecuado a su perfil”, concluye el experto de ING.

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