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La bajada de los carburantes deja el verano más barato para los conductores desde 2021

El importe por litro de gasolina en la operación salida de agosto es un 7,3% inferior que en 2024 y un 21,9% menos que hace tres años

Trabajador de una gasolinera en Santiago de Compostela, el pasado 22 de junio.
Luis Paz Villa

Llenar el tanque para salir de vacaciones de verano es más barato que en los tres años anteriores. Los conductores españoles pagaron durante la primera semana de agosto —la llamada operación salida, en la que los precios del combustible suelen subir— menos de lo que venían acostumbrando. Según el último Boletín Petrolero de la UE, publicado este miércoles, abonaron de media 1,489 euros por litro de gasolina. Lo que supone un 7,3% menos que en la semana equivalente de 2024 e incluso un 21,9% por debajo del monto correspondiente al mismo periodo de 2022, año en el que la invasión rusa en Ucrania empujó el precio del petróleo por las nubes y arrastró consigo el de los combustibles. Aquel año, no obstante, se aplicaba un descuento obligatorio de 20 céntimos por litro para paliar el repunte de precios, lo que reduciría la diferencia real al entorno del 12%.

Repostar un vehículo a gasóleo también es menos costoso este verano, con una caída interanual del 2,8% en el precio, según el mismo índice. El litro de diésel cuesta de media 1,432 euros, frente a los 1,893 que se pagaban al inicio del puente de agosto de 2022, un 24,4% más.

Los menores importes de este año no suponen una sorpresa para los expertos. El profesor de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona Jordi Perdiguero recuerda que la evolución del precio de los combustibles está muy ligada a la del barril de petróleo. “En 2020 pasamos la pandemia y el pico más bajo del consumo; y desde 2022, con la guerra de Ucrania, el precio del barril de brent estuvo por encima de los 120 dólares en el pico del conflicto, pero ahora ha caído y ronda los 67 dólares”, resume. Aunque aclara que “esta disminución no se debe a que los márgenes de distribución de las compañías bajaran ni nada por el estilo”.

Con los precios actuales, llenar un tanque mediano (55 litros) saldría por 81,7 euros (6,5 euros menos que en el mismo periodo de 2024) para un vehículo de gasolina. Mientras para repostar un coche diésel habría que pagar 78,8 euros, en contraste con los 81 euros hace un año. Pese a que estos montos pueden representar un respiro para muchos, continúan siendo los cuartos más altos desde el 2005, año en el que arranca la estadística europea. Por ejemplo, al comparar los precios con los de la semana equivalente en 2021, un conductor pagaba entonces 3,8 euros menos por llenar un depósito mediano de gasolina, y 9 euros menos por hacer lo mismo con uno de gasóleo.

Una cosa que no varía es que España sigue situando los importes de los carburantes por debajo de la media europea. Con las últimas referencias, el precio de la gasolina es más barato en 11 de los 27 países de la UE, y más caro en los otros 15. Destacan en la estadística Dinamarca, como el miembro con el precio más alto (1,980 euros por litro), y Bulgaria con el más accesible (1,225 euros). En lo que respecta al diésel, hay solo 4 socios comunitarios donde este combustible se ofrece a precios menores, con Malta a la cabeza (1,210 euros por litro), mientras Dinamarca (1,762 euros) repite como el país del bloque con el gasóleo más costoso.

La subida estival

Perdiguero detalla que el verano se suele caracterizar por un ligero incremento de precios provocado por el impulso en la demanda. “Las compañías lo saben y siempre hay un céntimo o dos céntimos de incremento de precio”, explica. Pero este efecto, agrega, “depende de dónde estén localizadas las estaciones de servicio: en autopistas y autovías será algo más caro que en pequeños municipios”. Sin embargo, este año el precio de la gasolina viene bajando desde un pequeño pico al cierre de junio, mientras que el diésel ha ido subiendo desde entonces.

Esas “discrepancias”, desarrolla Perdiguero, se producen “porque el diésel es cada vez más demandado y además España es dependiente de la importación”. Para el vicepresidente y jefe de análisis petrolero de la consultora noruega Rystad Energy, Jorge León, añade que la disparidad entre carburantes se debe a que los niveles de almacenamiento de gasóleo a nivel mundial están por debajo de lo que deberían estar en esta época del año. “Hubo un invierno bastante frío, sobre todo en Norteamérica, y eso hizo que se consumiera mucho diésel en el sector residencial este año, lo que ha añadido presión a los precios”, apunta.

Perspectivas en los próximos meses

Aunque predecir el precio de los combustibles suele ser una jugada arriesgada, algunos elementos llevan a los expertos a pronosticar bajadas y estabilidad en los próximos meses. Además de la estacionalidad de la demanda del petróleo —durante el verano es cuando más hay, mientras que en otoño y en invierno esta decae—, citan como causa para que esto se cumpla el previsible aumento de la producción. A partir de septiembre, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios ensancharán la oferta de crudo, la materia prima de la que en definitiva salen la gasolina y el gasóleo, en 547.000 barriles diarios. Esto significará la restitución de 2,2 millones de barriles diarios, una cifra que retiraron del mercado en 2023.

“Hay ciertos países dentro de la OPEP que no estaban cumpliendo con las cuotas, sino que estaban produciendo más de lo que habían acordado, y esto siempre acaba generando que todos los países decidan producir más, porque si no, el que está asumiendo el sacrificio de mantener el precio acaba perjudicado”, explica Perdiguero. Aunque la consultora de León vaticina que “el precio del petróleo debería caer alrededor de los 60 dólares por barril de brent más o menos para finales del año”, matiza que esto solo ocurrirá “si todo va de acuerdo a la oferta y la demanda”.

Por eso, en Rystad señalan dos elementos de incertidumbre que podrían representar una patada en el tablero de los precios en los siguientes meses. El primero, que se evite definitivamente una guerra comercial, lo “que haría que haya una presión positiva y que el precio del petróleo aumente un poco porque el crecimiento económico será mayor y, por lo tanto, la demanda sería mayor”, explica León. El segundo foco de dudas es el futuro del crudo ruso. “Estados Unidos está diciendo que va a imponer sanciones a los países que lo compren; si hay sanciones, eso puede hacer que la producción rusa caiga y eso haría que el precio del petróleo aumente significativamente”, concluye el experto.

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