El euríbor se estanca en marzo ante las dudas sobre la continuidad de los recortes de tipos
El indicador se sitúa en el 2,398% y rebaja en más de 1.400 euros anuales las cuotas de los hipotecados a tipo variable que revisen sus pagos cada 12 meses


Subida en enero, bajada en febrero, y estancamiento en marzo. El euríbor ha pasado en lo que llevamos de año por todos los estados de ánimo posibles. Su rumbo, para desconcierto de quienes poseen una hipoteca variable, se ha vuelto mucho menos claro que en la segunda mitad del pasado ejercicio, cuando mes sí, mes también, los descensos se impusieron. Ahora, el indicador parece haberse tomado una pausa: cerró en el 2,398%, mínimos de septiembre de 2022, aunque por muy poco, dado que la tasa fue prácticamente igual a la de febrero (2,407%). Aun así, las noticias son positivas para quienes vayan a ver revisadas sus cuotas próximamente: la comparativa con el euríbor de hace 12 meses, cuando estaba en el 3,718%, deja un ahorro de 117 euros mensuales, más de 1.400 euros al año, para un préstamo medio de 145.673 euros a pagar en 25 años.
De las 21 sesiones que ha tenido marzo, el euríbor ha subido en solo seis, se ha mantenido plano en una, y ha bajado en otras 14. La media final se ha visto muy perjudicada por una primera semana para olvidar, con aumentos en cuatro de los cinco días, pero en la segunda parte del mes ha habido un vuelco, lo cual no solo ha sido favorable para equilibrar el cierre del trimestre, sino que también permite entrar en abril con cierto margen: el euríbor diario se situó este lunes 31 de marzo en el 2,306%, su mínimo anual, lo que allana el camino para nuevas rebajas.
El guion dictaba, a priori, que una rebaja de tipos del Banco Central Europeo en su reunión del 6 de marzo podía dar nuevos bríos a las caídas del euríbor. Sin embargo, el mercado, que suele ir varios pasos por delante, ya descontaba ese movimiento de Fráncfort, por lo que el impacto del recorte ha sido limitado. La mirada estaba puesta en las pistas sobre lo que está por venir. Y ahí, la presidenta de la entidad, Christine Lagarde, levantó un tupido velo con sus referencias a la incertidumbre extrema y a la dependencia de los datos en un contexto geopolítico y comercial complejo.
La mala noticia para los endeudados y los que estén pensando en pedir un préstamo es que, a diferencia de lo que sucedía hasta ahora, el BCE ya no descarta hacer una pausa en los tipos de interés en su próxima reunión del 16-17 de abril. La buena es que la inflación sigue dando motivos para el optimismo y la continuidad de la desescalada: ante los avances en el proceso de paz para Ucrania, el gas natural ha caído con fuerza, casi un 30%, desde sus máximos de febrero. Y a la espera de conocer los datos de marzo, los precios de la zona euro se moderaron dos décimas el mes pasado, hasta el 2,3%, muy cerca del objetivo del Eurobanco. Es la misma tasa que alcanzó en marzo la inflación española, muy beneficiada por el efecto de las lluvias sobre los precios de la energía.
Entre los analistas, la evolución errática del euríbor no es una sorpresa. “La tendencia de fondo es bajista, aunque no tan clara como la de 2024, porque la incertidumbre es mayor que la del año pasado. Pero el guion marcha según lo que preveíamos: un año de escalones con bajadas intensas, parones y ligeras subidas”, afirma Antonio Gallardo, experto económico de Asufin. Coincide Simone Colombelli, director de Hipotecas de iAhorro. “El euríbor está experimentando una clara fase de estabilización, que es totalmente normal tras las caídas tan drásticas experimentadas hace unos meses y es positiva, viendo sobre todo de dónde venimos”.
Las nuevas previsiones de Bankinter recogen esa idea de que el rumbo final, más allá de los vaivenes puntuales, está por debajo del nivel actual: calculan que el euríbor se situará este año en el 2,10%, aunque esperan un 2026 mucho menos favorable, con una regresión hasta el 2,50%, si bien las predicciones a largo plazo se han vuelto menos fiables que nunca, porque la política arancelaria de Donald Trump cambia las perspectivas de un día para otro.
Pese al estancamiento del euríbor en marzo, la tendencia hacia unas hipotecas más baratas continúa gracias a la inercia de los últimos meses. Según el Instituto Nacional de Estadística, el tipo medio de los préstamos para vivienda en enero fue del 3,08%, el más bajo desde abril de 2023. Y prácticamente dos tercios de las hipotecas (el 64,2%) se firmaron a tipo fijo, la cifra más alta desde marzo de 2023, al ganar atractivo esta modalidad tras reducirse la carga de intereses. Eso está animando también la compraventa de viviendas, que acumula siete meses consecutivos al alza, y volvió a repuntar en enero con la firma de 60.650 operaciones, la cantidad más elevada desde 2008, y un 11% más que en el mismo periodo de 2024. De ellas, 38.058 (el 62% del total) se adquirieron con hipoteca, la mayor cifra en un mes de enero de los últimos cinco años, y el restante 38% al contado. El incremento se debió sobre todo a la venta de pisos nuevos, con un alza del 30,9%, mientras que el crecimiento de los de segunda mano, de un 6,1%, fue más discreto.
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