Un político que no quiere salir por la puerta grande

¿Puede ambicionar en estos momentos un político del PP bien visto por Rajoy y en su sano juicio ser presidente del Senado, una de las instituciones peor consideradas de España? Sí, Pío García-Escudero. Con eso está dicho casi todo. En el nombramiento de presidente de la Cámara alta no ha habido sorpresa. Rajoy coloca a uno de sus hombres de confianza, que está en el reducido núcleo de su comité de dirección, que no conoce lo que es crear un problema y que no quería ser ministro. En suma, un alivio.

García-Escudero Márquez (Madrid, 1952) lleva en el Senado desde 1995 y contento. Este arquitecto, casado, padre de dos hijos y cuarto conde de Badarán, ha sido portavoz de su partido en el Senado en tres ocasiones (se estrenó como el más joven en el puesto), incluida la última legislatura. Allí ha tenido la oportunidad de fajarse y hacerse un nombre en agrios duelos dialécticos con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero cada martes en las sesiones de control. Pero no lo hacía cómodo. No es lo suyo. No tiene una mala opinión ni relación con Zapatero ni con los dirigentes del PSOE ni casi con nadie. Bueno sí, no se lleva nada bien con la actual presidenta madrileña, la popular Esperanza Aguirre.

García-Escudero fue presidente del PP de Madrid hasta que Aguirre le apartó del cargo, y concejal de Urbanismo de la capital en el equipo de Alberto Ruiz- Gallardón. También ha coordinado las campañas electorales del PP en las municipales en 1999, 2003 y 2007 y la de las generales de 2008.

García-Escudero estudió en el colegio del Pilar, de Madrid, donde coincidió con el expresidente José María Aznar, con el que empezó su carrera política en Castilla y León y con el que ahora no mantiene apenas relación. Su única pasión conocida son los toros. Y Casa Ciriaco. Y no meterse en líos.