"Me hice empresario por la necesidad de trabajar en libertad"
Levantar una empresa conforme nace y se desarrolla una grave crisis, y hacerlo en un sector tan complicado como el de la cultura, puede parecer un milagro, pero en Dardo lo han logrado. La empresa, creada por el comisario y crítico de arte coruñés David Barro, se ha convertido en apenas cinco años en la primera editorial de libros de artistas brasileños en Europa. "La clave es que mi trabajo también es mi hobby", señala. "Ante cualquier dificultad te vuelves más fuerte, porque estás luchando por hacer lo que te gusta". Con su editorial ha demostrado que también desde ciudades pequeñas -en este caso Santiago de Compostela- es posible activar proyectos con repercusión internacional.
El crítico de arte cree que el motor de una firma no puede ser solo la rentabilidad
Barro llevaba años en el mundo del arte cuando se decidió a lanzar un proyecto que opera desde España, Brasil y Portugal. "La necesidad de trabajar con libertad me llevó a hacerme empresario", señala el editor, quien reivindica "la palabra empresario frente al eufemismo de emprendedor que se ha impuesto en los últimos tiempos porque parece que tiene connotaciones más positivas".
Además de hacer lo que a uno le gusta, otra clave del éxito es rodearse de un buen equipo y confiar en él, señala Barro, quien además defiende que la rentabilidad económica no puede ser el único motor de la empresa. "Empecé en esto porque un editor, Carlos Casares, confió en unas personas para publicar una revista que sabía que no sería rentable. Me quedé con esa filosofía y por eso a veces publicamos libros con los que perdemos dinero pero que tienen gran interés".
Naturalmente, no todo es color de rosa. La crisis ha traído consigo falta de liquidez por el retraso en los pagos. La situación económica en España y Portugal les ha afectado, pero también cuentan con muchos clientes en Brasil, donde ha llegado a darse el caso insólito de que les paguen un libro por adelantado para poder hacerlo "con calma".
En cuanto a la supuesta amenaza de Internet para el mundo editorial, Barro no parece inquietarse. "Desde hace más de un siglo y medio se habla de la muerte de la pintura y de momento sigue ahí. Creo que acabará sucediendo lo mismo con el papel".

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