ACDC
ACDC, como se conoce A Cidade Da Cultura en círculos profesionales, es efectivamente un templo heavy, pero no precisamente de metal pesado, sino más bien de heavy stone, o sea de piedra pesada, y una pesada carga de profundidad insondable. El bipartito PSOE/BNG incumplió su promesa electoral, quizá dicha con la boca pequeña, de paralizar las obras de la mayor sandez a la que se ha sometido a Santiago de Compostela y a Galicia entera desde los chistes de Arévalo sobre gallegos. Ahora los tres partidos mayoritarios se tiran los trastos de la responsabilidad a la cabeza (que "si tú lo empezaste", que "si tú lo continuaste"·...) pero llega con el Gobierno Feijóo ¡a buenas horas, mangas verdes! la parálisis, que no paralización, de la que hablaba hace unos días Ramón Reboiras en estas mismas páginas. Como las pistolas de ETA, la maquinaria pesada deja de rugir. ¿Es momento de parabienes o es momento de llorar? ¿O sencillamente, como decía La Cosa de Los Cuatro Fantásticos, ha llegado la hora de los mamporros?
El Gaiás es la mayor sandez a la que se ha sometido a Galicia desde los chistes de Arévalo sobre gallegos
Queda una enorme caries en la vieira que se iba a ver desde el aire. A los profanos nos resulta extraño que el frenazo cueste casi 500.000 euros pero esto suena a que, de seguir adelante, la ruina sería catastrófica. La deuda de la Xunta con el sector musical asciende, como poco, a 2,5 millones de euros, una cantidad más o menos equivalente al gasto anual de mantenimiento de ACDC. Y el sector del teatro se tiene que poner en pie de guerra, se trata de ser o no ser por 300.000 cochinos euros cuando 18 miserables kilómetros de AVE cuestan 300 millonazos. Serán fondos del Ministerio de Fomento, pero la cultura en Galicia está más desfondada y desfomentada que nunca y, echando números, un solo kilómetro menos del tren fantasma supondría un ahorro de 16,6 millones de euros que bien podría aportar Pepiño Blanco para que la identidad cultural de su "patria chica" no desaparezca a principios del siglo XXI.
¿Qué nos ha pasado? ¿Qué hemos hecho mal? ¿En manos de quién hemos puesto este dineral para hundir en la miseria a un sector, el cultural, que tiene que funcionar por igual como industria (no olvidemos el turismo o la exportación) y como seña de identidad? Tan mínimo es el contenido de tan máximo continente que la serie de conciertos Os seráns do TAC del Taller Atlántico Contemporáneo, más unos cuantos bolos roqueros al aire libre (al vendaval libre, mejor dicho) y los préstamos temporales de libros por parte de las familias de Enrique Curiel o Carlos Casares, parecen titánicas aventuras culturales cuando cualquier otro espacio compostelano podría albergarlas fácilmente. Por si fuera poco, asistimos a la apertura del edificio conocido como Museo de Galicia, que abrirá sus puertas vacío para que los gallegos contemplemos atónitos el trabajo de Eisenman. Un trabajo, en palabras del conselleiro de Cultura, Roberto Varela, tan "contundente" que "obligará" a los comisarios de las futuras exposiciones a "establecer un diálogo" entre las piezas expuestas y la estructura del edificio. Traducción del eufemismo: apáñense como puedan que esto es cualquier cosa menos una sala de exposiciones.
Los tres partidos mayoritarios han cambiado de opinión sobre ACDC según les ha ido en las urnas. Mientras, gran parte de las fuerzas vivas de la cultura han mirado hacia otro lado o se han apuntado al poyaque sevillano sobre un estadio olímpico fantasma que costó otra millonada: "Poyaque ehtá, argo habrá que hasé con ehto, digo". Y a ver si apañamos con la colección de arte de las caixas desaparecidas. El mismo conselleiro Varela apunta a la posibilidad de inventariar un patrimonio desperdigado por sucursales y oficinas que puede que ya haya empezado a volatilizarse, como el Códice, para alimentar a ACDC con unos cuantos metros cuadrados de lienzo.
¿Qué hacer? Quizá sería oportuno un simposio de concentración nacional en el que se pongan sobre la mesa las cuentas claras y el chocolate espeso, esto es, que se diga la verdad que se le ha negado al pueblo gallego porque, decían, no estaba lo suficientemente maduro para encajar el golpe brutal en su día. Y, como se le exige a ETA, que pidan perdón.
julian@discosdefreno.com
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