Franco se queda en el Valle de los Caídos

Los restos de Franco permanecerán en el Valle de los Caídos. La comisión de expertos a la que el Gobierno encargó el pasado mayo un plan para reinventar el monumento y decidir, entre otras cosas, si era necesario exhumar la tumba del dictador, ha pedido una prórroga para entregar sus recomendaciones -el informe debía estar listo este mes- después del 20-N, según fuentes del Gobierno. Así que será el Ejecutivo que salga de las urnas -según todas las encuestas, del PP- el que decida. La exhumación de Franco no entra de momento en los planes de Mariano Rajoy.

La comisión ha pedido la prórroga por dos motivos: no les ha dado tiempo a decidir cómo reinventar el Valle de los Caídos -hasta ahora se han dedicado solo a debatir propuestas- y no quieren "interferir" ni ser "presionados por la campaña electoral", según aseguran fuentes del Gobierno.

Miembros de la comisión admiten a EL PAÍS que el proyecto "murió" con el adelanto electoral. En cualquier caso, desean que su informe sirva para el debate, aunque antes de redactarlo, quieren el máximo consenso. Hoy no lo hay en el modo de abordar los asuntos más delicados: la posible exhumación de la tumba de Franco y la respuesta a los familiares que reclaman los restos de republicanos enterrados allí sin su consentimiento. El Ministerio de la Presidencia les acaba de denegar una subvención para hacerlo.

Según fuentes de la comisión y del Gobierno, nadie ha consultado aún a la familia de Franco qué les parecería trasladar los restos del dictador al cementerio de Mingorrubio, a las afueras de El Pardo, donde está enterrada su mujer, Carmen Polo. Aunque su hija se manifestó públicamente en contra recientemente. El Ejecutivo tampoco ha sondeado al PP sobre sus preferencias.

Sí está acordada la permanencia de la gran cruz, de 150 metros, que preside el monumento y que el ministro de la presidencia, Ramón Jáuregui, marcó a la comisión como línea roja, así como la continuidad de la comunidad benedictina, aunque los expertos estudian modificar el papel de los monjes en la administración del recinto.

En cualquier caso, ejecutar ese plan será tarea del próximo Gobierno. Jáuregui confía en que, gane quien gane, el informe "no termine en un cajón".