Aceleración china

La economía mundial está circulando a dos velocidades tan distintas que la llegada de nuevos jugadores a la cumbre ya no es una hipótesis lejana. China es el jugador más veloz en esta carrera. Atesora activos financieros estadounidenses, se dispone a comprar deuda española, invierte directa e indirectamente en casi todas las zonas financieras e industriales del mundo y sostiene un crecimiento anual superior al 10% haciendo funcionar una maquinaria energética obsoleta y contaminante. China es el futuro, reza el eslogan.

Casi nadie insiste lo suficiente en las contradicciones del modelo: dictadura de hecho y pena de muerte en el ámbito político, anemia bancaria y elevada inflación estructural en el económico. A base de quemar más carbón que todo el resto del mundo junto, salarios reducidos y disciplina laboral cuartelera, China se dispone a trepar hasta el segundo puesto de la economía mundial (a falta de conocer el PIB japonés, es probable que el chino, de 4,4 billones de euros en 2010, sea ya superior) y despliega sus innegables encantos sectoriales. Acaba de rebasar a España y se ha situado como tercer destino turístico mundial. Recibió el año pasado 56 millones de viajeros (a España llegaron 53 millones), aunque, por el momento, los ingresos turísticos que percibe la balanza corriente española siguen siendo los segundos más elevados del mundo.

Tiene su lógica. El turismo mundial aumentó el año pasado, a pesar de la crisis, en parte porque hay más destinos baratos, y países (China entre ellos) amplían los mercados. Fitur confirma que en turismo también hay dos velocidades. En los países emergentes creció a un ritmo del 8% el año pasado, mientras que en los países industrializados se quedó en el 5%. El crecimiento potencial del turismo chino es muy elevado, mientras que el español parece muy próximo a su nivel de saturación.

Pero hay algo más que lógica macroeconómica en el futuro del turismo. Se llama gestión e iniciativa. La oferta española sigue siendo mayoritariamente de sol, playa y dominio del tour operador. Es necesario acometer en serio una reconversión del sector en busca de mayor calidad. ¿Alguna Administración dará con la clave para romper el techo del turismo español?