La mirada de Christian Poveda

Christian Poveda tenía un físico rotundo, fuerte, con grandes espaldas. Y si embargo su mirada era inocente, limpia, que asomaba tras unas gafas que daban al conjunto un toque clarkkentiano. Poveda podía haber trabajado en muchas cosas, pero vivía para su familia y para el fotoperiodismo, y no siempre en este orden.

De padres españoles exiliados por la Guerra Civil, Poveda nació en Argelia (1955), se crió en París, y recorrió todo el mundo detrás de las noticias, hasta que en El Salvador se cruzó con las maras y entendió que allí había material para contar: que cada uno de esos chavales pandilleros tenían una historia detrás, que la violencia diaria que ejercían salía de algún lado.

Estuvo casi dos años con ellos, acompañándolos: "Primero hablé con los jefes, después con sus sicarios. Hubo algunos que al mes murieron, otros fueron a la cárcel... Hice unas 190 entrevistas. Mi principal problema fue asegurarme personajes que llegaran hasta el final del rodaje". Así nació La vida loca (2008), un documental que se convirtió en una clase maestra sobre cómo hablar de las pandillas. Esas mismas maras acabaron con la vida de Poveda el 2 de septiembre de 2009.

La Embajada francesa le homenajea con la proyección de su filme el miércoles a las ocho de la noche en el teatro del Instituto Francés de Madrid (Marqués de la Ensenada, 10). A él le hubiera gustado que le recordáramos por su obra.