Montilla se desmarca ahora de ERC y rehúye las sanciones lingüísticas

Ante todo, pedagogía, y si no hay más remedio, multas. Así, "en positivo", enfoca ahora el Partit dels Socialistes de Catalunya la política lingüística de la Generalitat. El borrador de programa electoral que el PSC aprobará este fin de semana habla, en el capítulo de lengua, de trabajar "desde el fomento, no desde la coacción ni el enfrentamiento", en clara referencia al polémico Código de Consumo que el Gobierno catalán acaba de aprobar y que prevé sanciones por no rotular en catalán.

"Las sanciones no son una buena práctica por una política lingüística en positivo", señala un texto que apuesta por evitar la confrontación entre lenguas e impulsar el catalán como lengua oficial en la Unión Europea.

El caso de la lengua es un claro ejemplo de cómo el programa del PSC matiza la herencia de siete años de Gobierno catalán tripartito. Sin renegar de ella, como dijo el presidente José Montilla el día que convocó las elecciones para el próximo 28 de noviembre.

En muchos capítulos, el programa de los socialistas catalanes es un sí, pero no a muchas de las políticas que ha emprendido el tripartito. Sí al fomento del catalán pero multas, las imprescindibles. Sí a limitar a 80 kilómetros por hora la velocidad de circulación en el área metropolitana de Barcelona, pero con la posibilidad de ampliarla en según qué franjas horarias. Sí a la energía nuclear, pero sin referencias a la posibilidad de que el cementerio de residuos se instale en Ascó (Tarragona).

Otro aspecto en el que el programa del PSC es difuso es el copago de la sanidad, una expresión maldita para los socialistas por su impopularidad pero que el equipo de Montilla cree casi inevitable. Las 60 páginas del programa evitan la palabra, pero abogan por "la introducción de aportaciones económicas" y otras medidas, como sensibilizar a la ciudadanía del coste del sistema y exprimir al máximo fondos de seguros o mutuas privadas.

En el delicado equilibrio que la dirección del PSC debe hacer para contentar tanto a las distintas sensibilidades de sus votantes -desde las más catalanistas hasta las que reclaman ante todo políticas sociales-, el borrador de programa también dedica un amplio capítulo a Cataluña como "proyecto de sociedad y de país". En éste propone desplegar "íntegramente" el Estatuto y rescatar los aspectos que recortó la sentencia del Tribunal Constitucional. Además, insiste en la apuesta por el federalismo y propone una reforma de la Constitución que incluya un Senado convertido en "auténtica Cámara territorial de cooperación".

El programa tampoco escapa a los temas de actualidad reciente: en el apartado sobre buen gobierno, se habla de "obstaculizar la corrupción", y en el de inmigración, de promover la integración de la población gitana llegada de otros países.