Un grande eclipsado por los nazis

El alemán Hans Poelzig (1869-1936) fue uno de los grandes arquitectos del siglo XX. Además, sus trabajos como pintor, profesor y escenógrafo de teatro y cine consolidaron su fama en una Alemania que exportaba al mundo muchos de sus logros técnicos y artísticos. Su obra, su capacidad didáctica y su personalidad hicieron de él una presencia fundamental en la arquitectura alemana del primer tercio del siglo XX. Trabajó en los ámbitos más diversos: vivienda, urbanismo, arquitectura industrial...

Poelzig fue el arquitecto de la República de Weimar por antonomasia. La llegada de los nazis al poder supuso su declive. La mala fe de alguna persona sugirió que tenía sangre judía, lo que fue determinante en su eclipsamiento en una Alemania que avanzaba hacia el abismo. Poelzig falleció antes de que Hitler originara la carnicería de la II Guerra Mundial.

La muestra reúne dibujos, fotografías, planos y maquetas

Una exposición, que estará abierta hasta el próximo 14 de noviembre, recorre su obra en el Antiguo Convento de Santa María de los Reyes (calle Santiago, 33), en Sevilla. La exposición, que presenta la Consejería de Obras Públicas y Vivienda, reune 120 marcos que encuadran dibujos, fotografías y planos, así como 14 maquetas. La muestra, que está producida por el Instituto de Relaciones Internacionales Ifa de Alemania, va unida a un ciclo de conferencias y proyecciones dedicados a Poelzig.

El comisario de la exposición, el alemán Christoph Strieder, recalca que "Poelzig es un arquitecto que se mueve entre dos mundos". "Su labor bascula entre la arquitectura del siglo XIX, con su uso de los estilos románico, gótico y barroco, y la del siglo XX. Es fundamental entender la situación de Alemania en aquel momento. Hay un crecimiento y desarrollo de grandes ciudades, especialmente de Berlín. Poelzig encuentra una ciudad que crece de forma impresionante", explica Strieder.

"En sus obras, se ven referencias a los estilos gótico, románico y barroco. Pero, sobre todo, al románico. Esto es importante por una cuestión de identidad nacional. El románico es alemán. Hay un intento de crear un nuevo estilo nacional. El empleo del gótico no es tanto por el estilo en sí como por el hecho de que se trata de una forma social en la construcción. La catedral gótica es el ejemplo de la obra total, donde colaboran los artesanos con el arquitecto. Esa unión entre los oficios, el arte y la arquitectura es fundamental para Poelzig. Los arquitectos trabajan con los artistas y los artesanos. Y elaboran los proyectos en sintonía", afirma el comisario de la exposición.

Otro aspecto esencial del trabajo del arquitecto alemán es el uso y aprovechamiento de la técnica. "Poelzig defiende la técnica porque dice que esta no es nada más que un instrumento que se usa y cuando se encuentra algo mejor, se tira. Es un defensor del hierro y apuesta por los grandes volúmenes. Sus obras son grandes complejos, teatros, cines, construcciones de la industria...", detalla Strieder.

Poelzig extendió su talento a la escenografía del teatro y el cine. La muestra recoge imágenes de El Golem, una de las películas más importantes del expresionismo alemán y un ejemplo de la pericia de Poelzig para recrear espacios llenos de fantasía.

Strieder recuerda los últimos años de Poelzig, marcados por un cierto ostracismo. "Poelzig no conoció a su padre. Fue un niño extramatrimonial. Alguien con mala voluntad sugirió que tenía un origen judío. Los nazis lo ningunearon. Como arquitecto quedó fuera de juego. La sugerencia de que tenía sangre judía aumentó el vacío a su alrededor", concluye el comisario de la exposición.