La sátira política llega al teatro en plena precampaña electoral
'Rigor mortis' y 'La doña' juegan con las corruptelas

La corrupción y la catadura moral de algunos miembros de la clase política española no podían tardar ya mucho más, dados los tiempos y el ambiente de precampaña electoral, en subir a los escenarios. Y así lo hacen hoy en Barcelona por partida doble y con el mismo enfoque: censurando de manera cáustica y con discursos mordaces. Son los casos de Rigor mortis, en el Condal, y de La doña: el último tango de una alcaldesa, en la Sala Muntaner. Caña con coña al político y a la política corrupta.
"En Cataluña como en España, hace tiempo que los políticos han renunciado a ser honestos o a aparentarlo y ya solo se dedican a demostrar que son los otros los que son más chorizos". Lo dice alguien tan baqueteado en el oficio de castigar al poder desde el semanario El Jueves como José Luís Martín, que con Rigor mortis se estrena como autor y director teatral. Y tenía que ser con una sátira: en un tanatorio, un sindicalista jubilado, campeón de petanca gruñón (Miquel Gelabert), se las tiene con un diputado "nacionalista liberal" corrupto de clase alta (Pep Ferrer), en presencia de un consejero ecologista (Pere Ventura) y su esposa (Maria Lanau).
Martín hace que los personajes estén muertos, a la espera de destino, mientras les atiende un funcionario celestial (Pep Miràs). "Es que es en la única situación en la que un político dice la verdad", ironiza el autor de un texto que estuvo cinco años en un cajón y ahora parece escrito tras los casos Millet y Pretoria. "Es una pieza atemporal y ubicua", dice Martín, amante de las comedias de Billy Wilder "y de las que dicen cosas", y que si accedió a la dirección fue porque es "el padre de las criaturas". Están "muy bien dibujados", según Ferrer, en especial el sindicalista, personaje en el que Gelabert no se veía "en absoluto" pero que fue de los primeros rostros que visualizó Martín "por lo bien que hace el cascarrabias".
"Hay un caldo de cultivo muy crítico en la sociedad que favorecerá que esta obra actúe como una catarsis, del tipo 'todo lo que vosotros sabéis y nosotros sabemos al fin alguien lo explica", lanza Miràs. Y con ese mismo patrón, pero con un poco más de sal gorda y de cabaret y farsa musical, estrena temporada en la Muntaner La doña, escrita e interpretada por el periodista Tonino Guitián (ex caiga quien caiga).
Vestido rojo, collar de perlas gordas, tacones, bolso y un perrito disecado dan rápidamente la imagen exagerada de la valenciana popular Rita Barberà, figura parodiada a partir de una alcaldesa que, tras 216 años en el poder, busca sucesora sin decidirse nunca. Corrupción y tramas urbanísticas, y la destrucción del histórico barrio del Cabanyal, conforman los contenidos de una pieza que, de nuevo, fue escrita antes de otro gran escándalo: el caso Gürtel.

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