Liberado un hombre tras siete días de secuestro y torturas en Málaga

Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía no recuerdan a un secuestrado en peores condiciones que el ciudadano polaco al que liberaron el pasado sábado en un chalé de la localidad malagueña de Manilva. El Gordo, como apodaban a la víctima, de 39 años, pasó siete días atado a una cama donde recibió violentas palizas.

El hombre contó ante el juez que todo empezó cuando llegó a España el 8 de julio y contactó con unos compatriotas con los que se instaló en Cádiz. Al principio todo parecía normal. Unos días después, sin embargo, le pidieron que hiciera de correo para llevar un dinero a Polonia. Tras su negativa, le llovieron las amenazas, por lo que aceptó el encargo. Recogió 24.000 euros y se fue a preparar el viaje. Nunca más se supo nada del dinero.

El Gordo alegó ante sus compañeros que le habían robado, pero nadie le creyó. Ahí comenzó el calvario. Además de palizas y quemaduras, sus captores, tres polacos y un alemán que fueron detenidos, le inyectaron altas dosis de escopolamina, una sustancia conocida como el suero de la verdad, que anula la voluntad de las personas, explicó el comisario Serafín Castro

Fue la policía polaca, que llevaba meses tras un grupo organizado al que pertenecía uno de los secuestradores, quien dio la voz de alarma. La policía tardó dos días en localizar el chalé y preparar el asalto. Una vez tumbada la puerta, el impacto fue brutal. El Gordo yacía en el suelo y apenas podía hablar.