'Gilda' está en la Gran Vía

Tiene su morbo Gilda en la Gran Vía. Por varias razones. Más allá de la cinematográfica (pocas veces coinciden un guión a la búsqueda de una actriz a su altura y una intérprete famosísima desesperada por encontrar un filme que le permitiera demostrar sus virtudes, y Rita Hayworth llevaba unos años calentando motores) está la histórico-morbosa: Hayworth nació como Margarita Cansino en 1918 en Nueva York. Su padre era un bailarín sevillano nacido en 1897 y criado en Madrid, Eduardo Cansino; ese progenitor había paseado por la Gran Vía al poco de su creación. Ahora, 90 años después de sus correrías, podría ver a su hija en la fachada del cine Callao, donde mañana a las 19.00 se proyecta el drama más famoso de Hayworth.

Pero, además, porque durante décadas en España Gilda fue algo más que una película convertida en un mito del franquismo (o a pesar de él). El crítico Jaume Figueras, en su libro Adivina quién te habla de cine, recuerda su tormento en mayo de 1948 cuando en su primera confesión ocultó que había visto la película en el barcelonés cine Coliseum; y que la rumorología de la época aseguraba que "en el extranjero, Gilda se quita algo más que el guante". Mentira, pero lo mismo mañana en la Gran Vía se atreve a más.