El Lyon sobrevive en Burdeos

Sabía el Olympique que estaba ante una oportunidad histórica de acceder por primera vez a unas semifinales de la Liga de Campeones. Pero si pensaba el conjunto de Puel que lo tenía todo hecho con el resultado de la ida en Gerland (3-1), se equivocaba. Le esperaba un Girondins herido tras sus derrotas la semana pasada en la Copa, Liga y Champions y que vendió muy cara su eliminación europea.

Pese a disputarse el partido en Burdeos, nada hacía presagiar el sufrimiento del equipo de Lyon, verdugo del Real Madrid. Lejos de amilanarse, aún contando con la baja de Lisandro, frecuentó desde el arranque las inmediaciones de la portería del Girondins. El cuadro entrenado por Blanc, intimidado por la presión, cedió el balón al tiempo que no supo encontrar alternativas más allá de Gourcuff, asfixiado.

Pero el Olympique es humano. A medida que avanzaban los minutos, el excepcional despliegue físico visitante fue apagándose, por lo que el Girondins recuperó el esférico en el mediocampo y comenzó a hacerse notar. Un trallazo de Diarra al larguero fue el anticipo, al filo del descanso, del tanto de Chamakh que ponía la eliminatoria al rojo vivo a falta de 45 minutos.

La reanudación trajo consigo mucha imprecisión entre los dos equipos. Pese a ello, el Girondins trataba una y otra vez de llegar al área del Lyon para, una vez allí, estrellarse en Boumsong y Cris, muy sobrios atrás. La única manera que encontraba el Burdeos de llegar con peligro consistía en ocasiones a balón parado. El Olympique, a medida que avanzaba el crono, comenzó a olvidarse de la portería contraria para prestar más atención en defensa. A falta de cinco minutos, un cabezazo de Wendel extraordinariamente despejado por Lloris cercenó las ilusiones de los locales, que vieron cómo el Lyon accedía por primera vez a unas semifinales de la Champions. La primera de un conjunto francés en seis años tras la gesta del Mónaco en 2004.