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Columna
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Interés general

Mi neurona de la sorpresa, a la que tengo dicho que no me beba (Pepe Rubianes dixit),me había comunicado hace tiempo su dimisión. Pero este fin de semana recibí su llamada desde las Barbados. Parecía realmente excitada. En vano intenté calmarla. Había leído en Internet las últimas decisiones de nuestra Generalitat relativas al "interés general" y estaba en estado de alucine. Tampoco es para tanto- le espeté.

Le transmití toda la argumentación con que me había tratado de convencer un conocido mío del PP. Que corramos con los gastos de Valmor por unos modestos 90 millones de euros (que no hay que sumar, a mala fe, a los 80 de gastos de primera instalación iniciales y otras menundencias) o que avalemos un crédito de Bancaja de 75 millones para salvar al Valencia CF no es para rasgarse las vestiduras. Forma parte de toda una filosofía de la vida que venimos aplicando de forma conspicua y constante desde que mandamos. Total, lo único que sucede es que somos desde hace algunos años líderes en deuda per cápita pero, pelillos a la mar, seguimos arrasando en las urnas. La culpa del déficit, además, la tiene Zapatero, el cicatero, que nos ha dejado en la cola en el nuevo y flamante acuerdo de financiación autonómica. Nos lo ha puesto a huevo el muy burro.

¿Qué puede ser de mayor interés general que salvar a nuestro querido Valencia CF?

Además, hay motivos sobrados para tanta generosidad. Una es la tan cacareada colaboración público-privada pero bien entendida como hacemos nosotros. Otra, el interés general. Nuestro compañero Cascos ya sentó doctrina. ¿Qué puede ser de mayor interés general que salvar a nuestro querido Valencia CF? Ya hicimos la vista gorda en la jugada a tres bandas del ex presidente Juan Bautista Soler y ahora, con una ayudita más, quedamos como Dios. Hasta la oposición nos da la razón. Alarte (se cree el ingenuo que le van a votar más) ya ha anunciado la "inmediata" retirada del recurso interpuesto en el "nuevo" Mestalla. En el otro tema, mantener la F- 1 en Valencia es vital para generar empleo y para consolidar la política de grandes eventos, piedra angular de nuestro modelo turístico.

Mi neurona me interrumpió con un sonoro ¡¡¡Basta, no aguanto más!!! ¿ Qué coño de interés general es ese?¿Nos hemos vuelto todos imbéciles o qué? La ví tan excitada que pensé que sería bueno dejarla despotricar un poco, cosa que siempre ayuda a la relajación como dice mi manual de autoayuda en la página 33.Tras los exabruptos iniciales me sorprendió su voz serena : "Estimado amo y señor. No quiero ser pesimista ni aguafiestas pero quizá fuera justo y necesario, en aras de la salud mental del colectivo y de los nervios de una servidora, una cierta redefinición del término de interés general. Quizá habría que limitar el manido concepto a obviedades dolorosas como las múltiples manifestaciones del estado del malestar que habita entre nosotros como el Espíritu Santo. Tanta mitra, tanto incienso y tanto meapilas y eso de amar al prójimo como a uno mismo sólo les sirve de jaculatoria. Parados, mayores dependientes, minusválidos físicos y psíquicos, clientes de nuestra benemérita caridad o inscritos por motivos mil en Cáritas y otras ONGs... Claro que, ¿quién ha dicho que sean prójimo?

Si no es mucho pedir, por estricta vergüenza de unos y escarnio de otros, tampoco es sano mantener la confianza en señores que los propios jueces reconocen que nos han mentido reiteradamente. Y por estética, lúgubres personajes como Font de Mora y Cotino , intrépidos oportunistas como Blasco o graciosillos payasos como González Pons (y me dejo lleno el cajón) podrían dejar de producirnos pesadillas nocturnas a niños y mayores. Rouco y sus cow-boys van sobrados en el oficio.

Item más, querido amo, lo que sí que tiene (o en su caso tendría) un interés general palmario es que, alguna vez, los gobernantes que el destino nos ha deparado definan objetivos y medios y se pongan a trabajar, por mor de su representación y mal ganado pecunio".

Realmente estaba serena. Creo que le pediré que reconsidere su dimisión.

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