De visita en Gibraltar

La visita oficial que ayer realizó a Gibraltar el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, me parece muy importante, a la vez que necesaria.

Lo primero, porque ha sido la primera vez que el máximo responsable de la cartera de Exteriores de España visita el Peñón en 300 años de ocupación injustificada por parte de Reino Unido, y lo segundo, porque siempre es bueno fomentar el acercamiento y el diálogo político en aras de solucionar las dificultades de dicho calado. Ahora bien, el diálogo y la buena voluntad no deben suponer el rechazo o la renuncia de nuestro Gobierno a pugnar por la españolidad de un territorio que nos fue arrebatado de forma totalmente injusta en el contexto de la Guerra de Sucesión española, a comienzos del siglo XVIII.

Gibraltar es la única colonia que aún perdura en el territorio europeo. Y supone una herida sangrante para nuestro país y para muchos de sus habitantes, además de un anacronismo que tiene aún menos sentido cuando estamos trabajando para lograr una Europa unida tanto en las cuestiones económicas como en las políticas.