The Brandery busca su lugar

Los carteles que anuncian The Brandery lo dicen claro. El salón de moda, que abrió sus puertas ayer en la capital catalana, es 35% Barcelona, 30% oportunidad y 35% exposición. No será el famoso Bread & Butter (B & B), pero algunos de sus participantes coinciden en que, gracias a estos tres ingredientes, la feria tiene potencial para convertirse en un referente de la moda para la región y, lo que es más importante, para los compradores.

En opinión de Chisco García, director de la marca Armand Basi, comparar The Brandery con B&B es un error. "Tenemos que hacernos una identidad propia. Es imposible juzgar una feria en su primera edición", asegura. Sin embargo, no duda en afirmar que "Barcelona es algo en el mundo de la moda y eso no se puede desaprovechar". García cree que, a diferencia de B & B, el espacio reducido y más relajado de The Brandery es "mucho más efectivo para hacer negocios. Aquí viene quien de verdad quiere comprar".

Javier Villeta, representante de la zona centro de Pepe Jeans, es más radical: "B & B era un circo". El montaje de la feria, que ocupa el pabellón 7 de la Fira de Barcelona y también el pabellón Mies van der Rohe, opta por un ambiente más tranquilo, pero no por ello menos ambicioso. Villeta, sin embargo, echa de menos a las grandes marcas entre los 113 expositores, ya que no llegan a 20 las que son realmente reconocidas a nivel mundial. Y aunque esto convierte a la feria en una gran vitrina para los que empiezan, coincide García en que "las marcas la harían más atractiva".

Hasta el jueves, cuando cierre esta feria abierta sólo a profesionales (50 euros los tres días), no se conocerán las cifras oficiales de asistentes, pero ayer pudo empezar a verse su poder de convocatoria. Según los exhibidores, la afluencia de gente había sido buena por la mañana, aunque decayó por la tarde, que culminó ya entrada la noche con una fiesta con luces y música en la avenida. En cualquier caso, ayer se veían más compradores que fashion victims a la espera de una bolsa de promoción, una imagen que resume el espíritu de esta feria que lo que busca es el negocio. Chisco García lo explica así: "Me interesan más los compradores que las críticas de si mis prendas tienen volúmenes inspirados en Balenciaga".