Teatro sobre la soledad

La cita de un gánster les sirvió de inspiración para una obra en la que llevaban a escena el aislamiento y la soledad del ser humano. Los jóvenes no saben lo que es llorar ni pasarse la vida corriendo fue la frase que dejó escrita el mafioso y el título del montaje ahora creado por David Quincoces (Bilbao, 1980) y Elena Sáenz (Santurtzi, 1979), que resulto ganador en el festival Act 09, un certamen internacional para nuevos talentos escénicos clausurado esta semana en Bilbao. Por vez primera en los seis años de existencia del Act, el premio ha recaído en dos ex alumnos del Centro de Formación Escénica BAI (Bizkaiko Antzerki Ikastegia), organizador del certamen.

Es el suyo un título larguísimo para una obra teatral de pequeño formato, que dura apenas 25 minutos, gestada al 50% por sus autores desde el esbozo de la primera idea hasta su presentación al público en el Act 09. "Somos escritores, intérpretes, escenógrafos y directores. Y hasta sufridores", apunta Sáenz.

"Somos escritores, intérpretes, escenógrafos y directores. Y hasta sufridores".

"Tenemos muchas ideas que contrastar con alguien que lo vea desde fuera"

Los coautores se conocieron durante sus años de formación en el BAI, cuando ya habían decidido encaminarse hacia el teatro profesional. Sáenz dejaba atrás sus estudios de Derecho y Quincoces buscaba consolidar su aprendizaje de arte dramático en Basauri. Los dos completaron su formación en otros países: él disfrutó de una beca en Polonia estudiando el teatro de Tadeusz Kantor y ella se marchó a la India a conocer el kathakali, una antiquísima forma de representación en que los intérpretes utilizan un complejo lenguaje de danza, movimientos de manos y gestos faciales.

La creación de la obra supuso un largo proceso, que fue avanzando hasta el mismo día del estreno. Quincoces asegura que tiene un "visión cinematográfica" del teatro con la que empezaron a trabajar en una pieza que gira sobre "la idea de la ausencia y la soledad". Sus autores tenían en mente películas como La soledad del corredor de fondo (Tony Richardson, 1962) o Al final de la escapada (Jean-Luc Godard, 1960) y los cuentos de Cortázar para crear un teatro que suma el texto y la expresión física.

El jurado destacó de su trabajo la originalidad, belleza y humanidad de los conceptos que maneja. En su fallo subrayó el "compromiso físico de los intérpretes", la sencillez y precisión de la dramaturgia y el carácter perdurable de la impresión que causa el montaje al espectador. La obra se volverá a representar hoy en el Social Antzokia (19.00).

El premio está dotado con 3.000 euros, pero los galardonados valoran más las puertas que ahora les puede abrir en el circuito de exhibición. Buscan salas de hasta 80 espectadores y, sobre todo, trabajar con un equipo más amplio. "Tenemos muchas ideas que contrastar con alguien que lo vea desde fuera. Necesitamos un director", confiesan.