La noche fue suya

No han llegado a la meta, pero su recorrido parece ya limpio de obstáculos y nada parece interponerse entre la banda y una carrera estable. Tras más de 10 años de picar piedra, Love Of Lesbian tuvieron en la sala Apolo otro recuerdo que fijar en su camino hacia el pleno reconocimiento. Una noche grande para un grupo que hace tiempo dejó de ser pequeño.

Tienen Love Of Lesbian cosas a favor, muchas, y algunas que pesan en contra. Entre estas últimas, una cierta propensión al lirismo grandilocuente que contrapesa la aparente intención del grupo de recitar sus canciones como si fuesen un mensaje de persona a persona. El sentido del humor, los juegos de palabras y el sano descreimiento sobre ellos mismos que la banda transmite no casa bien con esa reiterada sucesión de crescendos que rematan casi todas sus composiciones en directo. Se dirá con razón que el recurso es efectivo pero no deja de ser menos cierto que la reiteración desmantela la brillantez y recarga el lirismo hasta el punto de que algún día puede resultar cargante.

Lo demás, casi todo a favor. El grupo ha redondeado su sonido, Santi Balmes mantiene las prestaciones de voz y suda entusiasmo, la cantidad y calidad de sus éxitos les da para hacer conciertos casi sin fisuras como el de la noche del sábado y la aportación de una segunda guitarra acústica, tocada por Ricky Falkner, su productor, aumenta las capas de sonido de un grupo que parece sólo tener un enemigo, su propia desmesura. Eso sí, cuando Love Of Lesbian dan con la melodía, y lo hacen con frecuencia, el mundo es suyo. La otra noche lo fue, sin limitación.