Chrysler reestructura su deuda para evitar suspender pagos

Un rayo de esperanza se abrió camino ayer en Detroit. El Tesoro de EE UU cerró un principio de acuerdo con los principales acreedores de Chrysler para reducir la deuda hasta los 2.000 millones de dólares (unos 1.540 millones de euros), dos tercios de la cifra actual. Es una condición clave para inyectar nuevas ayudas públicas que le permitan reestructurarse de la mano de la italiana Fiat, sin acudir a la suspensión de pagos. El pacto cerrado por la compañía con el sindicato del automóvil durante el fin de semana podría haber contribuido a facilitar esa salida. La United Auto Workers recomendó ayer a sus afiliados que voten hoy a favor del nuevo contrato laboral, que les dará un control del 55% en la nueva Chrysler.

El plazo dado por la Casa Blanca para garantizar la viabilidad del grupo vence mañana. La negociación con el medio centenar de bancos y firmas financieras a los que Chrysler debe 6.900 millones está siendo difícil y aún debe cuajar. La oferta original contemplaba darles un 5% del capital a cambio de reducir la deuda en más de dos tercios. Los acreedores pedían el 40%.

Ante la amenaza de la bancarrota, los grandes bancos optaron por dar un paso atrás. Los detalles del canje se desconocen y los términos deben ser aún refrendados por el resto de los acreedores. Si las negociaciones fracasaran, Chrysler se verá forzada a acudir a los tribunales para reestructurarse. En ese escenario, Fiat dice que adquirirá algunos de los activos de los que se desprenda la estadounidense. Pero en Turín apuestan más alto y ya tienen casi cerrada la alianza. Fiat podrá hacerse por esta vía con hasta el 35% del capital.

Por su parte, la alemana Daimler cederá a Cerberus el 19,9% del capital que mantiene en Chrysler, e inyectará 600 millones en su fondo de pensiones.