"Más interrelación no supone que un mundo sea una cultura"

"En el mundo contemporáneo hay un creciente aumento de violencia estructural, simbólica y hasta física contra los sectores sociales vulnerables y, con la crisis actual, esa tendencia crece de manera preocupante", afirma el catedrático de Antropología Social de la Universidad de Sevilla Isidoro Moreno, quien participó el pasado miércoles en el ciclo de conferencias que ha organizado el Centro Cultural Montehermoso de forma paralela a la exposición Living together que acoge en sus salas. Moreno estima que resulta necesario hoy más que nunca un cambio de mentalidad, sobre todo en Occidente, para vivir en un mundo global.

Por ejemplo, tal cambio es preciso para atender el fenómeno de la inmigración que, según el profesor sevillano, se ha afrontado desde las políticas públicas sólo desde el punto de vista del control, "eso sí, con una verborrea de integración en el discurso que trata de enmascarar la realidad".

"Pensar globalmente y actual localmente es ya la máxima de las multinacionales"

"La gente del sur deja su hogar obligada por los países les acogen"

En su crítica también incluye a "esa gente bienintencionada" que argumenta a favor de los inmigrantes por su utilidad: "Que si colaboran en el mantenimiento de la Seguridad Social, que si su fertilidad es beneficiosa, que si se ocupan de puestos que no queremos los españoles...; es decir, la cosificación de los inmigrantes", destaca.

De este modo, no se afronta el fondo de la cuestión: la inmigración como consecuencia del desorden que el Norte provoca en el Sur: "La gente del sur abandona su hogar obligada por los países que luego les acogen. Es paradigmático el caso de los pescadores senegaleses que han perdido su modo de vida tradicional a causa de los barcos pesqueros-factoría que trabajan en sus caladeros. Así llega la inmigración como un bumerán", explica este especialista.

Ante esta nueva realidad, Isidoro Moreno aboga por un cambio de paradigma en distintos planos. El nivel jurídico resulta primordial. "Se deben reconocer plenos derechos ciudadanos de todo tipo a quienes llevan un tiempo suficiente viviendo y pagando impuestos en un determinado lugar", afirma. "También entiendo que es una condición necesaria, pero no suficiente, para superar el tabú entre ciudadanía y nacionalidad". Este cambio jurídico supone el primer paso para una convivencia civilizada en esta diversidad cultural, en la que "los paradigmas de la modernidad occidental no sirven en absoluto".

El catedrático de Antropología Social se refiere así a mitos culturales como que un problema sólo tiene una solución. "El hecho de que en el planeta los problemas sean cada vez más los mismos no quiere decir que la solución que se aplique en un lugar sea válida en otro. Por ejemplo, cómo se resuelve la falta de agua, desde los grandes trasvases a las desaladoras o el riego por goteo", indica. En otro ámbito, pero relacionado con la voluntad de cierta corriente del pensamiento de la modernidad de haber alcanzado la respuesta definitiva, Moreno insiste en que "la consideración de que haya más interrelación en el planeta no quiere decir que un mundo suponga un mercado, una sociedad, una cultura".

El marco ante esta diversidad ya definida en toda la Tierra se encuentra en el respeto a los derechos humanos individuales y colectivos. "Suena sencillo, pero es un argumento falso. No en vano esa presunta idea progresista de pensar globalmente y actual localmente se ha convertido en la máxima de las multinacionales". Para Moreno, hay que avanzar hacia lo que denomina como "pensar y actuar glocalmente, que pasa por redefinir la máxima de Descartes Pienso, luego existo por Pienso y siento, luego existo".

El catedrático de la Universidad de Sevilla advierte de que las presiones de la globalización generan una respuesta que no se debe pasar por alto. Sin entrar en la pervivencia de los nacionalismos europeos, aparte de los que se viven en España, el caso flamenco o el escocés, "ahí está el revivir del indigenismo en América Latina, que refleja la crisis del modelo de Estado-nación, que surgió con la Revolución Francesa, es decir hace poco más de 200 años".