Delitos de Estado

La confusión de los tres poderes clásicos en uno (el ejecutivo), propio de las autocracias y totalitarismos, junto con la ausencia de prensa libre hacen de estos Estados el mayor peligro para los ciudadanos que las padecen. Produciéndose situaciones de impunidad, miedo y terror, como hemos podido comprobar durante 40 años de dictadura.

Por el contrario, la división de poderes y la presencia de una prensa crítica con los mismos, como cuarto poder de facto, esencia de las democracias occidentales, ha hecho que los autores de crímenes de Estado como los del GAL hayan podido ser perseguidos, juzgados y condenados. Por ello, es incomprensible que los vuelos de la CIA, con escala en España hacia Guantánamo, con detenidos (donde presuntamente se estaban cometiendo delitos de secuestro y torturas) no sean investigados.

Corresponde al Gobierno actual aclarar estos hechos ante la opinión pública y aportar toda la documentación a los tribunales de justicia. Pero también corresponde a éstos a través de los órganos jurisdiccionales competentes y del Derecho Penal averiguar si el Gobierno de turno (PP) fue cómplice por acción u omisión de estos delitos. Es la mejor forma de fortalecer las instituciones y creer en el Estado de derecho.