"La protesta es una prueba de responsabilidad"

José Manuel Rodríguez pertenece al departamento de Sociología y Antropología de la Universitat de València, lleva años estudiando los movimientos sociales y la participación ciudadana, y es uno de los 40 profesores que integran la Asamblea de Profesores del Campus de Tarongers, inspirada en las asambleas anti-Bolonia de alumnos.

Pregunta. ¿Por qué se han puesto del lado de los alumnos?

Respuesta. Lo primero que destacaría es la profunda madurez y responsabilidad de los estudiantes de la Universitat de València. Responsabilidad en un sentido muy preciso: son los únicos que están respondiendo a la pregunta de cuál es el compromiso que la universidad pública tiene con la sociedad.

P. ¿Qué es lo peor de Bolonia?

R. Supone una descomposición y un desmantelamiento del espacio de enseñanza superior público en Europa. No es un accidente. En las últimas dos décadas hemos asistido a un proceso de privatización del núcleo central de la sociedad del bienestar, la sanidad, el empleo, las pensiones. Y ahora se está dando aquí.

P. Pero los másteres públicos, uno de los elementos más criticados, serán mucho más baratos que los privados que existen ahora, y a los que sólo suele acceder gente con dinero.

R. Por un lado hay una descapitalización de la universidad. Los casos de la Comunidad Valenciana y de Madrid son especialmente graves, porque han amenazado con poner en peligro el funcionamiento de la universidad. Y luego están los nuevos grados, que priman la hiperespecialización perdiendo el contexto que la haría posible. Se busca la especialización creyendo, me parece que equivocadamente, que permitirá una mejor inserción en el mercado. Un mercado que es cambiante y está sumido en una crisis muy importante. Se pone la universidad pública en función de la empresa y de esa demanda laboral, olvidando que la sociedad es mucho más que el mercado. Que la sociedad son otras instituciones, otras fundaciones... sectores mucho más amplios que las empresas o el mercado.

P. La protesta apenas ha calado entre los profesores.

R. Creo que han entendido que Bolonia era un destino al que tenían que adaptarse, sin darse cuenta de que en lo social no hay destinos inevitables.