Pídele cuentas a Letizia

Primero le pidió cuentas al Rey y ahora a quien busca para sus reivindicaciones es a la princesa de Asturias. En su nueva película, el realizador asturiano José Antonio Quirós continúa en su senda por el cine social, esta vez en torno a la denuncia ecológica contra ciertas centrales térmicas aún no adaptadas en materia de seguridad al tan cacareado como poco cumplido Protocolo de Kioto. Sin embargo, en Cenizas del cielo, como ya ocurriese en Pídele cuentas al Rey (1999), la presencia (o más bien la ausencia) de la familia real tiene una importancia coyuntural, porque aquí los protagonistas vuelven a ser los habitantes del terruño, la gente que se da de bruces contra la montaña de intereses creados. Y ahí, en el retrato de esa criatura cuya fe no acaba de mover la montaña, es donde Quirós se hace más palpable, más certero, más combativo.
CENIZAS DEL CIELO
Dirección: José Antonio Quirós.
Intérpretes: Gary Piquer, Celso
Bugallo, Clara Segura, Fran Sariego.
Género: tragicomedia. España, 2008.
>Duración: 96 minutos.
Más allá de sus cojeras, algunas insignificantes, otras considerables, Cenizas del cielo puede acabar imponiendo ante una parte del público la raza, la simpatía y la ternura que desprenden en algunas de sus secuencias sus tres protagonistas principales, una virtud acrecentada por la excelente química existente entre sus intérpretes: el corajudo Celso Bugallo, el afable Gary Piquer y la apabullante Clara Segura. Es el pequeño héroe del encabezonamiento al que pone piel Bugallo el que queda en la retina de la platea, porque el desarrollo de la historia y el retrato de sus secundarios casi nunca parece el más acertado.
Tramas abiertas
Ocurre con Cenizas del cielo algo semejante a otras películas españolas recientes: que más que un largometraje parece el episodio piloto de una serie de televisión, de esas con protagonistas de todas las edades para abrir el arco de público y que cualquier espectador pueda identificarse con alguno de sus personajes. Así, son varias las tramas que quedan abiertas en su desenlace y no pocas las secuencias absolutamente eliminables por falta de desarrollo posterior (el encuentro de la pulsera en la furgoneta-casa de Piquer...). Le ocurre también a Cenizas del cielo lo que a buena parte del cine social español de este año: que le sobra costumbrismo y le falta verdadera garra. Pero, al menos, tiene un trío protagonista capaz de conseguir alguna candidatura a los premios Goya.
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