El Espanyol funde Osasuna

Acarició la pelota de refilón y con los tacos de su bota derecha. Lo justo para descolocar al portero adversario, desencajado por quedarse a media salida. Paciente pero terco, el cuero no se detuvo y rebasó la línea de cal mientras todos lo seguían con la vista. Gol de Tamudo, el futbolista que parecía muerto pero que resucitó para espolear al Espanyol y derrumbar al destartalado Osasuna. La historia de siempre; a Tamudo nunca le falta una réplica.

Con una táctica roñosa y conservadora, Camacho optó por alinear a un solo punta escoltado por cinco medios. Una rémora para Héctor Font, el pie ejecutor, que se tropezó con la falta de espacios y la escasa movilidad de su línea. Ningún pase al hueco; ninguna asistencia de mérito. Sola, parásito en el área, se peleó contra todos y no recibió balón alguno en condiciones. Un drama porque las alas y los centros brillaron por su ausencia. No ayudó, en cualquier caso, que la zaga de Osasuna se desentendiera de rasear el balón y buscara con persistencia el pase directo. Pareja y Jarque, dos defensas sensacionales que se entienden a las mil maravillas -incluso cuando fallan, el uno se corrige al otro-, desactivaron la opción con la simple jugarreta de retroceder un par de pasos. Adiós a Osasuna, sin más recursos ni versiones.

En el área opuesta no fue muy distinto. Sólo Nené, tan habilidoso como chupón, probó las incursiones por la banda izquierda. En una de esas, tras un error clamoroso e infantil de Azpilicueta, Nené pisó el área y recortó hacia dentro ante la embestida de Roversio, que llegó descontrolado a la ayuda y atropelló al extremo. Entonces se puso en marcha la jerarquía del Espanyol, que tiene tintes de convertirse en una oligarquía más que peligrosa. Así, Luis García apartó a Pareja a la hora de tirar una falta, De la Peña se obsesionó en asistir a Tamudo porque lee sus movimientos con los ojos cerrados, y el capitán se presentó como único candidato para lanzar el penalti. Una suerte que no se le da demasiado bien, por mucho que se empecine; suma 30 penas máximas lanzadas y 11 erradas (36,6%). Ante Osasuna la envió fuera, a la izquierda de Roberto, que desplazó a Ricardo para debutar en Primera con 29 años.

Cabeza gacha, mirada al suelo y puños cerrados dando vueltas al círculo de cal de penalti. Tamudo no chuta ni se encuentra. O eso se pensó la afición y el contrincante, que se despistó durante dos segundos. Lo único que necesitaba el delantero más goleador del Espanyol en su historia (125). En el primero remachó un balón al larguero; en el segundo, con la suela de la bota, la envió a gol y hundió más a Osasuna, que sigue como farolillo rojo de la tabla y no acierta con la tecla del fútbol.