Salen a la luz los libros antiguos

La Biblioteca Foral de Vizcaya ha seleccionado entre sus fondos los ejemplares más antiguos para reunirlos en una exposición que permita al público contemplar los libros editados antes del comienzo del siglo XVI, en las primeras décadas de la historia de la imprenta. Incunables: las primeras letras impresas reúne 40 libros, en su mayoría obras escritas en latín de temática religiosa, editados en talleres ubicados en Alemania, Suiza, Francia, Italia y España, y que hasta ahora no habían sido mostrados de forma conjunta.

La exposición, inaugurada ayer por el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, ocupa la Sala Noble de la biblioteca y estará abierta al público hasta el próximo 27 de diciembre.

Entre los valiosos ejemplares que se muestran, protegidos por vitrinas, se encuentra el libro más antiguo de los fondos de la Biblioteca Foral, Expositio super Summulas Petri Hispani, de Johannes Versor, impreso por el mestro Henricus Alding en Nápoles en 1477. También se expone el Missale Tirasonensis, un libro impreso en Pamplona en 1500 por Arnaldo Guillén de Brocar, "un experto navarro reconocido a nivel europeo" que también trabajo en Inglaterra y Alemania, según explicó la diputada de Cultura, Josune Ariztondo.

Editados en la segunda mitad del siglo XV, los incunables -una palabra que procede de la latina incunabula, pañales- son la herencia material de una revolución que en menos de 50 años dejó atrás los manuscritos para sustituirlos por libros que salían de la imprenta de tipos móviles. La imprenta fue inventada por Gutemberg hacia 1450 en la ciudad alemana de Maguncia. Su posterior prohibición en esa ciudad permitió que la nueva técnica se extendiera gracias a los maestros impresores que huyeron a otros lugares de Europa para ejercer su oficio. Aunque predomina la temática religiosa, entre los incunables expuestos se pueden encontrar ejemplos de libros de geografía, matemáticas, historia y astronomía, escritos por Estrabón, Séneca, Tomás de Aquino o Alfonso X.