La subasta anual de Christie's deja sin vender el 40% de las obras

La estrella de la subasta anual de arte español que Christie's celebra en Madrid sufrió ayer los mismos vaivenes de infarto que padece el mercado de las finanzas. La gata rosa, de Anglada-Camarasa (Barcelona, 1872-Pollença, 1959), un gran óleo que el artista pintó en el apogeo de su carrera -y que servía ayer de termómetro oficioso para medir el mercado actual del arte- salía con un precio estimado entre 1,5 y 2,5 millones de euros. En dos minutos eternos de puja no logró remontar los 900.000 euros y se quedó sin vender. Un murmullo recorrió la sala del hotel Palace que a duras penas acomodaba a unos 300 asistentes. Siguió la subasta. Pero, una vez finalizada y fuera de los focos se coció la venta. El dueño aceptó 1,3 millones de euros que le ofreció un comprador que estuvo en la sala.

Aún así, el propietario se llevó una buena tajada. Había adquirido esa obra posimpresionista en 2003 en una subasta de Sotheby's en Londres por 588.000 libras (750.300 euros al cambio de hoy). Así que van a tener mucha razón quienes estos días aseguraban que su precio estaba más que inflado. En tiempos de vacas gordas, 2006, un anglada-camarasa (El casino de París) "menos importante", recordaba un marchante, que La gata rosa, se vendió por 2,9 millones de euros.

Segunda estrella

Hubo ayer una segunda estrella que acabó como la primera (en la sala, claro): sin nadie que la quisiera. Y sobre la que el Estado ejerció el derecho de tanteo. Otro óleo, también de importantes dimensiones, Retrato familiar de la duquesa de Osuna, como dama de la orden de damas nobles de la reina María Luisa, de Agustín Esteve y Marqués (Valencia, 1753-después de 1820), destacado artista que pintó a la sombra de Goya, "tanto que a veces se le confunde con el maestro", según Juan Várez, consejero delegado de Christie's. Su precio estimado era de 300.000-500.00 euros.

Un porcentaje alto de obras, lo que no ocurrió en la misma subasta del año pasado, se quedó sin vender, un 40%, concentrado en pintura antigua y del siglo XIX, síntoma de crisis. Menos mal que entre tanta expectativa frustrada hubo alguna alegría. Llegaron de artistas contemporáneos, sobre todo, de Martín Chirino (Las Palmas de Gran Canaria, 1925) y de Manolo Valdés (Valencia, 1942). Desde Christie's creen que "es una buena señal que le vaya bien al arte contemporáneo. Significa que los nuevos gustos empujan el mercado en el mundo".