A la luz, Polo

Ha muerto el escritor Leopoldo Alas, a quien muchos de sus amigos llamábamos Polo. Cuando nos conocimos a mediados de los ochenta en un Madrid ávido y alegre, Polo era un poeta entusiasta, ingenioso y perspicaz que cuajaba sus frases de expresiones italianas y citas de Pasolini. Él me descubrió, entre otras obras, Teorema del director boloñés. Años después, desde su buhardilla de la calle Piamonte, me dirigió a Manuel Borrás para que le entregara mi primera novela, y así, con generosidad alegre por parte de Polo y algo de gratitud por la mía, forjamos una curiosa relación a impulsos. El último brote de amistad lo tuvimos en diciembre de 2007.

Nos encontramos un sábado por la mañana en la plaza de Tirso de Molina, y el lunes siguiente almorzábamos en un restaurante de la del Ángel como si nunca hubiéramos dejado de tratarnos. Aquel día me regaló A través de un espejo oscuro, una novela publicada por Ocho y Medio en 2005, y me comentó: "Es una novela para la leyenda, porque a Eduardo Haro le gustó mucho y quiso presentármela". En la dedicatoria, siempre cariñoso, escribió: "A FC, por fin, este relato sobre la inocencia escrito desde la oscuridad hacia la luz. Te estaba esperando. Que lo disfrutes. De tu amigo que te quiere...". La novela, magnífica, me transmitió toda su candidez y su alegría pese a lo sórdido del mundo que retrataba, porque, como los buenos escritores, Polo redimía con su mano portentosa todo lo que tocaba. Al final de la novela, Manolo, el protagonista, se aleja por la calle Princesa repartiendo flores. Al acabarla, le envié este mensaje: "Acabo de dejar a Manolo repartiendo margaritas por Princesa... Snif, snif. Gracias por escribirla y regalármela". Hoy te alejas tú, Polo, y yo vuelvo a darte las gracias con la esperanza de que tu marcha sea "desde la oscuridad hacia la luz".

Fernando Castanedo es escritor.